miércoles, 10 de marzo de 2010

10 de marzo de 2010

Aparté la cortina de mi habitación y miré el campo extendiéndose a través del cristal. Pensé en el millón de cosas que tenía y que me hacían feliz. Sonreí ante la visión del día en que nos casamos, el rostro de Xavi, los grandes momentos con mis seres queridos…. ¡En verdad era tan afortunada! Luego pensé en ti, en todo lo que me había perdido y en lo que estaría haciendo de haber tenido nuestra historia un final feliz. Imaginé la cuna justo en el lugar donde, de pie, observaba la fina lluvia de finales de invierno. Dolor. Visualicé el verano, cuando papá pintaba esa misma cuna con colores alegres. Nostalgia. Recordé tu carita de ángel. Amor.

Y cuanto más se nublaban mis ojos y la lluvia dejaba paso a la luz, las nubes se separaron y me dejaron ver un arco iris brillante. Pensé de nuevo en Xavi, en su preciosa sonrisa y en todo lo que siento cuando me abraza con fuerza. Vi el rostro de David cuando nos vimos por primera vez, subiendo las escaleras de la estación, los paseos de la mano por la Plaza de España y el Parque de María Luisa.

Fue entonces cuando me deslicé por aquel precioso tobogán multicolor surcando el cielo y dejando que el sol renaciente me abrigara. Sentí que estabas allí, en aquel placer inconmensurable, en las luces, en los colores, en el campo, en el invierno, en la primavera que viene, en el cristal a través del cual miro el mundo cuando todo parece perdido, en mi piel y en mis ojos ciegos. Yo estoy contigo y tú conmigo. Y siendo así, puedo volver a levantarme y ser feliz. Ésas son las cosas sencillas de la vida que no necesitan más explicación, pero que te bastan para entender lo complejo de la propia existencia.

martes, 9 de marzo de 2010

9 de marzo de 2010

La vida sigue y pasan los días mucho más rápido de lo que nunca esperé. En cierto sentido es un alivio, porque es como si los demás se relajaran al verme y así no tengo que sentirme mal por su expresión de pena. La única pena que quiero que sientan no es hacia mi, sino hacia ti, mi niño. Merecías tanto la pena que no puede ser de otra forma. Te imagino y sé que hubieras sido un niño dulce y cercano, muy de su mamá. Al contrario de lo que piensa la gente, estos pensamientos son agradables y me conducen a una nada llena de cosas muy difícil de explicar.

Finalmente aprendí a sobrellevar que no vas a volver, que ésta es nuestra dolorosa realidad y que con ella hemos de vivir. No me voy a engañar, esto duele y mucho. Sin embargo, el llegar a rehacer nuestras vidas pasa por tener muy claro que no hay vuelta atrás. Si hay un próximo embarazo, no serás tú, mi vida, por mucho que quiera pensar que algo de ti esté en tu hermano o hermana. No puedo esperar los mismos rasgos, el color de tu pelo, tus movimientos, tu expresión... Y debe y merece ser tan importante y deseado como tú lo has sido. Cuando suceda debo estar preparada al cien por cien para ser la madre que siempre he querido ser para vosotros.

Quizá la peor parte se la ha llevado Xavi, que ha vivido esta experiencia en una sombra extraña. Y es que es tan difícil decirle a un niño de cinco años cosas que ni una misma entiende... De lo que sí me siento muy orgullosa es del amor que he sabido transmitirle e inculcarle hacia ti y hacia la familia que formamos. Él sabe muy bien que tu partida es un tema doloroso para nosotros, de una forma que escapa a sus años, pero lo entiende y lo sufre a su manera. Cuánta personalidad en un cuerpecito tan pequeño... Cada día me sorprende con sus ideas y su peculiar forma de entender la vida.

Por otro lado, estan mis seres más queridos y cercanos, que creen que no deben hablar del tema. Es como si les quemara en las manos. Pero no se dan cuenta de que convertirte en un tabú es como si, además de lo sufrido, me pegaran una patada en el estómago. Para mi no estás muerto (incluso me cuesta escribir la palabra, como si fuera malsonante), para mi estás dentro de mi, como siempre, sólo que no en el útero, sino en el corazón, en el estrato más profundo de mi alma.

Sé que les debo entender a ellos también. Y ahogo mi pena aquí, a sabiendas de que es una carta a un cielo que puede no existir, pero aferrándome a él como si me fuera la vida en ello. Porque tú tienes que estar en algún sitio, uno precioso en el que nada te falte.

Por último quiero contarte que dentro de muy poco podremos volver a buscar el embarazo. Al principio era como una obsesión, un plazo que marcaba todos los días de mi vida. Luego se convirtió en una negación de mi realidad, un escape, un mundo paralelo al que escapar para no ver lo que me había pasado. Hasta hace bien poco, era como una fecha prohibida, una avalancha de remorodimientos, como si te traicionara. Y un enorme miedo al futuro, a tenerme que exponer de nuevo. Finalmente,he abierto los ojos y he visto que sólo me apetece dejarme llevar y ver día a día lo que pasa. No me siento presionada como antaño, ni siento que no puedo vivir sin ello. Ahora no me importan muchas de las cosas que antes eran tan imprescindibles Qué me importa el cómo? yo quiero que cuando suceda el nuevo milagro podamos sonreir y que tu hermano crezca sano y feliz en un mundo que también es el tuyo. Tengo mucho más amor de madre del que nunca imaginé, pero también mucha más paciencia.

lunes, 8 de marzo de 2010

8 de marzo de 2010

Qué día tan extraño, tan gris y frío... Qué diferente de hace justo un año, cuando vimos las dos rayas en aquel test y nos convertiste en la familia más feliz del mundo. Cómo recuerdo todo: las caras de los tres, los comentarios en el foro, las felicitaciones, la alegria de nuestras familias, la comida de celebración, los buenos deseos... Fue un día especial y precioso, más que inolvidable Era el primer recuerdo contigo, el que nos haría borrar tantos meses de decepciones.

Todo esto es nuestro para siempre, a pesar de que no podamos tenerte. Ya no temo a la muerte, porque sé que me esperarás en las puertas del cielo y que estaremos juntos por siempre. Tú has marcado mi vida y le has dado otro sentido. Te doy las gracias por haber sido mío y por enseñarme tantas cosas, mi vida. No me arrepiento de nada, porque tu existencia ha sido una huella muy profunda que se ha grabado a fuego no sólo en mi útero, sino también en mi corazón y en lo que me resta de vida.

Quiero que sepas que en casa hablamos de ti como si estuvieras, que honramos tu memoria y que nunca permitiremos que caiga en el olvido tu recuerdo y todo el amor que nos hemos dado. El amor es tan hermoso y mágico que se puede dar de tantas formas distintas... Mi amor por ti y por Xavi es tan grande que no me cabe en el pecho. Allá donde estés cierra los ojos y siente la fuerza de mi alma encontrándose con la tuya, arropándote y siendo tu mamá, la que te cantaba antes de dormirse, la que te pensaba, la que te bordaba la ropa con hilos de amor, la que hubiera dado su vida por ti.

Desde hace un año y hasta el infinito, mi chiquitín etéreo, para siempre te amará tu madre.