lunes, 15 de febrero de 2010

15 de febrero de 2010

Mi niño Joel, he tardado en volver por aquí. Ha sido por tantas razones... La primera el trabajo y la casa. La segunda, que tenía que multiplicarme porque papá tuvo una recaída en su lesión de la rodilla y ha estado todo este tiempo de baja. Esto ha sido una ayuda para no sentirme tan sola, para no pensar tantísimo y para pasar más tiempo con él.

El sábado fue nuestro aniversario de boda. No es que hiciéramos nada especial, pero fue tan bonito recordar aquel día... Si me hubieras visto, con la barrigota del embarazo de Xavi y unos taconazos que me empeñé en llevar y tu tía tomándose todo el tiempo del mundo para sacarnos una foto en la puerta del Juzgado. Ayss qué dolor de pies y que ganas de entrar y prometerle al amor de mi vida que sería para siempre suya y el mío.

Cuando nació Xavi, creció más aún ese amor que tanto nos costó al principio y que ni la distancia pudo derribar. Vi su expresión cuando se conocieron y supe que le había dado el regalo más hermoso del mundo. La vida mientras tanto no se portó muy bien con nosotros en otros aspectos más mundanos, pero como se suele decir, el amor era el mejor de los alimentos. Nos sentíamos en paz sólo de ver que nuestro precioso hijo, tu hermano, crecía feliz y sin pasar necesidades de ningún tipo.

Y luego llegó la larga búsqueda que me llevaría a ti. Reconozco que lo pasé realmente mal y que me sentía castigada por una fuerza superior que sabía muy bien dónde darme para que me doliese. Pero llegaste, llegaste y fui la madre más afortunada del mundo, porque pude conocerte. Fui la única que de verdad te conoció, la que sintió tu vida y tu muerte en mi vientre. Bajé del cielo estrellándome en la tierra en la que ahora tú reposas y en la que nunca más podrás ser mío.

Al hilo de lo que sentía, di con la canción que Eric Clapton le compuso a su hijo Connor cuando éste se precipitó por una ventana y murió. Tears in Heaven, lágrimas en el cielo. Espero que haya un cielo en el que seres maravillosos te cuiden y te quieran tanto como yo, tanto como yo te hubiera acunado, amamantado, abrazado, besado, amado... Ojalá que en ese cielo haya un sitio reservado a tu lado para cuando me toque partir. Ojalá mis lágrimas te lleguen en forma de amor y sonrisas allá donde estés, porque nunca en la vida seré capaz de olvidar ni un instante contigo, ni la sensación de ver tu rostro, el que tantas veces había imaaginado. No eras como pensaba, ni de lejos, porque eras más bello y etéreo que todos los ángeles del cielo.

Y tal como dice la canción: debo ser fuerte y sobrellevarlo, porque yo no pertenezco al cielo. Todos los días tengo esto presente y trato de conducir mi vida de la forma más recta posible, porque si hay un cielo que te alberga, yo me lo quiero ganar para encontrarme contigo y que sea entonces para siempre.

http://www.youtube.com/watch?v=b6t4Zs5Yq_k

1 comentario:

bea dijo...

me alegro leerte de nuevo.y piensa que el esta en el cielo y que si,que has sido afortunada por sentirle por verle,y la vida te va a volver a dar esa alegria,piensa que nada es imposible.te deseo de corazon que algun dia puedas vivir otra maternidad,sin miedos sin angustias,aunque detras del portatil se ve todo de otro color,decirte que eres una mujer valiente,que ole por ti y que tu puedes...besos reina