miércoles, 30 de diciembre de 2009

30 de diciembre de 2009 (2 meses y 9 días sin ti)

Acabo de llegar de mi cita con la psicóloga y creo que es el mejor momento de contar todo aquello que he sentido y que pienso, para que cuando lo relea o le pueda servir a alguien de ayuda, sea lo más aproximado a la realidad.

Esa vez no ha dejado entrar a David y creo sinceramente que ha sido un acierto, porque mi instinto de protección hacia él y hacia los míos hace que me bloquee y que las sesiones no me sirvan de nada.

Ella cree que tengo los suficientes recursos para salir de esta, cosa que todos parecen pensar menos yo, claro. Sin embargo, es necesario que esté preparada para dejar que eso ocurra. El respeto y el sentimiento de abandono siguen latiendo muy fuerte en mi y hacen que cualquier sensación de bienestar se convierta en un ataque de culpabilidad. Esto sumado a la etapa de rabia y enfado tremendo con el mundo en general, conmigo misma y con el mismo destino, hace que tenga rachas de altibajos tremendas y que parezca imposible remontar.

Aparte de lo que me ha dicho mi psicóloga, es cierto que siento un intenso luto y que nada parece satisfacer mi ánsia de darte algo, ya que mi vida no pude. Pero me quedo con la idea de que siempre estarás en mi, porque he sido tu único hogar en este mundo loco y lleno de injusticias. Si algo malo te aguardaba, me alegro de ser yo el único recuerdo que tengas allá donde estés de esta vida que, aparentemente, tan frágil puede llegar a ser.

Sigo contigo, vida mía.

martes, 29 de diciembre de 2009

29 de diciembre de 2009 (2 meses y 8 días sin ti)

Hoy vengo a decir que llevo un par de días mejor. He ocupado tanto mi mente que parece como si los problemas empequeñecieran por momentos. Las noches son otra cosa, porque no dejo de soñarte. Pero no sueño cosas malas, o al menos no aparentemente malas. Anoche, por ejemplo, soñé que te devolvían a mi y yo, como si fuera la cosa más normal del mundo, me sacaba el pecho y te lo daba. Recuerdo incluso la sensación y cómo todo ocurría con total naturalidad. En el sueño era tan feliz... Al despertar y descubrir que las cosas son como son, qué decir? Me he levantado, me he puesto a ordenar la ropa, a fregar, a trabajar, a cocinar...

El tiempo va pasando, más lentamente ahora que nunca, pero va pasando y quiero pensar que a nuestro favor. Aún conservo la mayor parte del recuerdo de tu rostro, supongo que para llevarle la contraria a la psicóloga.

Mi mejor psicóloga en este momento es mi hermana. Si ella supiera cuánto me ayuda y lo protegida que me siento a su lado. Es como si fuera la única capaz de entenderme sin más, sin compasiones, ni nada más que la empatía de otra madre que, afortunadamente, tiene a sus dos hijos sanos en casa pero sabe valorar lo que supone no tenerlos. Por muchas veces que le doy las gracias, nunca lo haré lo suficiente para sentir que ella se da cuenta de lo mucho que la quiero.

La parte festiva de estas fechas se va acabando, al menos en nuestro entorno. La Nochevieja no va a ser nada en nuestra casa, porque sin ti no tengo nada que celebrar. Muchos se enfadan porque, en lugar de decir eso, quieren que dé gracias por haber sobrevivido. Puedo decir que, hoy por hoy, prefiero haber sobrevivido. Por mi, por mi familia, sobre todo por mi Xavi... Pero no siempre es lo que siento, porque si importante es tu hermano, importante eras y sigues siendo tú. Sin embargo, si de algo me ha servido este tiempo de etapas, de dolor, de resignación y de altibajos, es a darme cuenta de que éste es aún mi sitio y que las puertas del paraiso que te alberga y en el que espero seas feliz, no están abiertas para mi.

Por otro lado, aún me siento un poco débil. Si toda la energía interior que siento para evadirme de la realidad la pudiera emplear en hacer cosas físicas... De momento, y sin ánimo de gafar la situación (que para que las cosas me salgan mal siempre estoy apunto), mis ovarios parecen funcionar. Llevo dos meses sin ti y dos ciclos normales. Espero que los tres ciclos completos que restan para lograr mi semáforo en verde sean igual o mejores. Lo único que marcha un poco regulín es que mancho muchísimo, como nunca en toda mi vida adulta. Parece ser que es normal, pero el miedo a la sangre me deja a veces de muy mal humor. La sangre te llevó de mi lado y le tengo un pánico irracional.

Quizá mañana venga a contar que voy llorando por los rincones, sobre todo por la visita a la psicóloga, pero al menos hoy vengo a decirte que, además de echarte enormemente de menos, tengo ganas de tirar para adelante y que el peso que llevo en el pecho desde que te fuiste se vaya convirtiendo en un conjunto de bonitos recuerdos de aquello que nos unió. Sé que la pena seguirá conmigo cada día de mi vida, pero si me concentro y recuerdo como eras dentro de mi, puedo conseguir que el dolor sea pena y la pena anhelo de lo que nunca podrá ser. Espero poder daros un hermano a Xavi y a ti pronto, para poder volver a sentir lo maravilloso que es tener a un ser perfecto dentro. Y nadie será como tú, así como sabía que tú no eras ni de lejos igual a Xavi. La gente habla de sustituir, pero no saben que una madre sabe quién es su hijo incluso cuando aún no ha nacido. Tu hermano era un bebé que respondía a cualquier estimulo exterior, a veces con fuerza, a veces con suavidad. Parecía que estaba en todas partes a la vez y que tenía que compartir la experiencia con todos. Y tú. mi ángel, eras tan mío... Reaccionabas a mis caricias y a mi propio pensamiento. Ha sido un embarazo personal entre tú y yo, tal como empezó y acabó tu vida: dentro de mi. Cuánta personalidad hay en cada bebé...

Buenas noches, mi niño, que la música del cielo te acune con todo el amor que mamá te manda desde aquí, bien cerca. Te quiero.

sábado, 26 de diciembre de 2009

26 de diciembre de 2009 (2 meses y 5 días sin ti)

Hola, mi chiquitín

Estas fiestas han sido duras, para qué engañarnos. Nunca desaparece la sensación de que ibas a ser el personaje principal de nuestro Belén y que tu ausencia nos ha dejado sin el sentido de la Navidad. No estabas y eso era lo único que nadie pronunció pero que todos teníamos en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Comprar los regalos para tu hermano fue como si la daga que tengo clavada en el corazón se fuera hundiendo más y más hasta alcanzar el centro. La ilusión se me apagaba lentamente y salía a flote aquello que no tenía. Me dio tanta pena no poder comprar tus regalos y sentirme a rebosar de felicidad cuando Xavi te los abriera... Por qué no se acaba de una vez este infierno? quédate conmigo, hijo mío, y haz que sigan en mi los recuerdos hermosos de nuestra unión.

Tanto en la cena de Nochebuena, en que nos quedamos los tres en casa, como en la comida de Navidad en casa de los iaios, puse una velita lila (simboliza al ausente y es protectora de la familia) y un capullito de rosa blanca, que me recuerda a la ternura nivea de tu rostro. He sentido que estabas conmigo en cada instante y de forma incondicional.

La vida nos ha puesto a prueba, pero vendrán tiempos mejores, en que el dolor se convierta en pena y deje que nuestras mentes sublimen el pasado y podamos quedarnos con lo mejor de ti. En eso soy realmente afortunada, porque he sido espectadora de honor y coprotagonista en nuestra historia de amor. Ese amor fue, es y siempre será tuyo, aunque tengamos la suerte de volver a ser padres.

Xavi, si algún día lees este blog, quiero que sepas que tú, mi primer capítulo de vida, eres lo que me lleva adelante, junto a tu padre y tu tía Ana, cuando el mundo me vence y me aplasta. Cada hermano que tengas, incluido nuestro Joel, será un capítulo independiente que merezca su espacio, como tú lo mereces y por lo que siempre te menciono. Porque te amo y porque me da pena si la inexperiencia nos dejó en el tintero cosas que hacer y palabras que pronunciar. Muacks

viernes, 18 de diciembre de 2009

18 de diciembre de 2009 (58 días sin ti)

Dentro de este remolino de emociones que me lleva hacia adelante sin remisión, vengo a contarte que a pesar de la excusa del frío y del mal humor que me posee en tantas ocasiones, me he quedado en casa y he afrontado que este es el destino que me ha tocado vivir, que debo mantener el calor del hogar por los tres y que Xavi merece ver a su madre cuando sale del cole, esperando con la misma sonrisa que las demás madres. Eso sí, yo soy un poquito diferente, porque tengo además un ángel.

Te pido que si me ves desde el cielo, o si fuera cierto que estás a mi lado velando por nosotros, que entiendas que debo hacerlo y que el hecho de que no siga en esta espiral de llanto en los rincones y homenajes invisibles a ti, para mi sigues siendo importantísimo y, junto con Xavi, lo que más amo en la vida. Y me tendré que resignar a no verte y a no tener más recuerdo que el de tu rostro en paz. Algún día, cuando nos reunamos, te daré todos los besos que no te he podido dar y te diré todas esas palabras que ahora pronuncio en mi interior y que son sólo para ti.

Y todavía hay gente que cree que lo superaré porque no te conocía... Qué estupidez! si te he tenido dentro, te he sentido, me has respondido, te he acariciado en todas las formas de amor que una madre puede darle a su bebé... No me importa lo que piensen, pero te amaré cada día más, de una forma positiva, humana en ocasiones e irracional en otras, pero siempre con la misma intensidad. Sabrás donde quiera que estés que hay para ti mucho amor y que, al menos tu madre, jamás te olvidará.

Por otro lado, vengo también a contarte que en abril podremos intentar un nuevo embarazo. Me embargan varios sentimientos al respecto. Por un lado, siento como si te traicionara, como si esto pudiese parecer una forma de sustituirte. Y, aunque sé que no es cierto, es como si te sintiera a mi lado y como si sintiera tu dolor. No lo temas, mi vida, que tus hermanos serán únicos, como tú lo eres y siempre serás.

Por otro lado, siento una enorme ilusión por tener la oportunidad de intentarlo de nuevo, porque dentro de la desgracia de lo ocurrido, no perdí la facultad de ser madre. Y no sabes cuánto necesito llenar el vacío que quedó en mis brazos... Sé que sabré el instante en que esté preparada cuando imagine el momento y no le ponga tu cara al bebé que sostenga en mi regazo. Pero estoy segura de que lo lograré, por mi y por nuestra familia, que tanto necesita una alegría que nos robaron hace casi dos meses. Xavi me lo pide algunas veces de forma tímida, de esa forma que le hace diferente del resto y que hace que le ame con todo mi corazón. Siempre te esperará, lo sé. Merece tener todas esas cosas que le contaba mientras acariciábamos el vientre que te albergaba. Y papá, que centra su recuperación personal en soplarle al tiempo y que abril llegue para que se cumpla la justicia poética y en el mes en que todo comenzó, pueda llegarnos la alegría de dar vida.

Por último, vengo a pedirte dos cosas. La primera es que cuides por favor de nosotros en ese sentido, que nos protejas de esa sensación no tan lejana de frustración ante los meses infructuosos, el tiempo pasando lentamente y los negativos sucediéndose con crueldad. Y la segunda, que cuando de nuevo el positivo se pinte en un test, llegue el día en que tengamos en nuestros brazos a tu hermano sano y feliz. Ojalá una parte de esa criaturita en la que soñamos con timidez y una pizca de culpabilidad sea una parte de ti que vuelve a mi por amor.

Si no escribo más antes de que acabe el año, quiero enviarte un beso enorme y desear que en 2010 la vida nos devuelva ese pedacito de ti. Te quiero, amor.

lunes, 14 de diciembre de 2009

14 de diciembre de 2009 (55 días sin ti)

Hace días que no escribo nada tan sólo por no repetirme y dar la sensación de que me he quedado trabada en mi ensimismamiento. Diga lo que diga, de momento, no va a ser una diatriba feliz ni nada que se le pueda parecer. No hay alegría, ni Navidad, ni fiesta, ni ganas en mi casa. Y es curioso, porque siempre ha sido una celebración que me ha emocionado y que he esperado con ánsia. Hace menos de dos meses pensaba en estas mismas fechas de una forma tan distinta... Te imaginaba chiquitito y arropadito en mis brazos, en mi pecho, en nuestras vidas... Hablé tantas veces del árbol y de los regalitos debajo. Xavi abriría los suyos y también los tuyos. Te íbamos a dar tanto amor, tanta tradición y tanto hogar...

A cambio, y para no entristecer a la iaia, iremos a la comida de Navidad en su casa y pondremos una vela lila en la mesa que les recuerde a los demás que hubo un ángel en mi vida que se fue al cielo. A mi no me hace falta que una vela me lo recuerde, porque tú eres una parte insustituible de mi, de mi cuerpo, de mi alma, de mi corazón y de toda mi vida. Por algún motivo viniste a mi y me hiciste feliz. Por otro motivo que jamás entenderé te fuiste sin darnos la oportunidad de tenerte. Pero estoy segura de que estás muy cerca y de que algún día volveremos a reunirnos para siempre. Cierro los ojos y veo tu carita, tan hermosa y en paz y siento dolor, intenso dolor, a la vez que la felicidad de haberte conocido por unos segundos. Ahora miro a tu hermano y te veo ahí reflejado, en su cara. Mi pobre Xavi te añora tanto también...

Gracias a él sonreimos, respiramos, vivimos, nos amamos... Porque sin ti la vida se hace muy cuesta arriba. No sabes lo doloroso que es ver a las demás madres de noviembre con sus preciosos bebés, hablando de lactancia, de malas noches, de pañales, de bibes... Me alegro tanto por ellas y me compadezco tanto de mi misma. Y realmente me siento mal por pensar en ello, porque me duela ver el cochecito que te compré con un bebé distinto, las barrigas de las demás y la felicidad por la que nosotros hemos luchado tanto.

Esperamos abril como una incógnita. No sé si tendré que volver a pasar por la pesadilla de la infertilidad, si tendré ganas de volver a empezar, si me habré recuperado de esta sensación de soledad y de que salir a la calle sola sea una auténtica tortura.

Paso a paso, primero superaremos la dichosa Navidad y pondremos caras de serenidad para que tu hermano tenga su ilusión, como merece. Vamos a hacer que no note que para nosotros no hay nada que celebrar y a seguir dándonos todo nuestro amor, porque nos hemos dado cuenta de que es la única forma de soportar esto, el uno con el otro.

Te amo, mi dulce ángel