Hola, peque!
Menuda nochecita me has dado ehhh. Toda la noche pateándome. Parecía como si fueras el doble de grande. Pero, eso sí, me da una tranquilidad que te hagas tan presente, que incluso te agradezco las malas noches.
Por lo demás, estoy genial. Aunque da un poco de miedo decirlo, pero es así. El azúcar lo tengo más bien bajo, lo cual me hace sentir bien conmigo misma, porque veo que controlo la situación. No tengo hinchazón y siento mucha energía y agilidad. Así que mejor no podía empezar en verano. Sólo espero que sigamos así, que lo peor del calor todavía ha de llegar.
Ya te hemos comprado algunas cosillas: una capa de baño, un pechito, una chupetera y una bolsa para los bibes para bordar a punto de cruz, un baberito que ya te he bordado con el nombre, dos bodies y tres pijamas calentitos. Además, tu prima Silvia te ha comprado un neceser. Está tan ilusionada y es tan guapa...
La verdad es que estamos todos deseando que llegue noviembre. Lo único que me tiene un poco triste es que papá no está muy implicado, pero supongo que cuando empiece a ver la tripota moviéndose de lado a lado cambiará y será esa lapita que a mi tanto me gusta jejeje.
Y Xavi no deja de preguntar cuándo vendrás. Anoche me dijo que te echaba de menos fuera. Me dio la risa de ver lo mucho que entiende este pequeño sabio. Pronto estaréis juntitos y podremos disfrutar de vuestras trastadas.
A ver si pongo una nueva fotito de la barriga mañana, junto a la eco de las 20 semanas.
jueves, 25 de junio de 2009
miércoles, 17 de junio de 2009
17 de junio (18+1 semanas)
Creo que esta es la primera vez que escribo tranquilamente, con la misma felicidad o más que al principio, pero con una inmensa paz. Sí, habrás adivinado ya que la razón de mis palabras es que los resultados de la amniocentesis han sido excelentes: vienes sano y te llamas Joel. Nunca pensé que llegaría este momento, después de tanto andar hacia ti y nunca ver ni siquiera un resquicio de luz. Ahora veo ya tu silueta e intuyo que vas a tener una enorme personalidad, como tu hermano.
Cuando llegamos al hospital, nos latía el corazón tan fuerte que temía que el resto de la gente que nos rodeaba lo notara. Podía sentirlo en mis oídos y en la expresión de la cara de papá. Xavi estaba dormido en sus brazos, pero ya se movía inquieto, como si le transmitiéramos el nerviosismo. Recuerdo que el sobre con el resultado se resistía y que al principio del informe ponía datos que no entendía en absoluto. Finalmente, al final de aquel maravilloso papel se leía "normalidad numérica en los cromosomas ........." y lo que ya sabíamos desde la eco de la amniocentesis: "sexo fetal varón". Me abracé a papá con las lágrimas que tanto había contenido y estallé por fin. Fue el mejor abrazo de toda mi vida, el más intenso y reconfortante. El pobre no lo había leído y no sabía si tomarlo bien o mal. Me preguntó lo que ponía y apenas pude coger el suficiente aire para decirle "Joel está bien, está sano". Xavi se puso a llorar cuando vio nuestras lágrimas y tuvimos que explicarle lo que es llorar de alegría (creo que sigue sin entenderlo jejeje). Lo que sé es que las lágrimas de papá me mostraron esa parte de él que tanto amo, esa capacidad generosa de darse como es, sin temor a lo que piensen de él por ser una persona sensible. Eso es lo que más me enamoró y lo que quiero que aprendáis de él, porque tenéis a un padre excepcional.
De la amniocentesis nos hemos recuperado como campeones, en buena parte por los estupendos y amorosos cuidados de los iaios, que han sido junto a papá los pilares de mi propio ánimo. De nuevo, tal y como hicieran cuando me puse malita en el embarazo de Xavi, me han demostrado que no puedo tener mejores padres y amigos que ellos dos. Desde aquí, un beso enorme para ellos. Os quiero!
Aquí dejo la eco de las 16+3 semanas:
Y ahora la foto de mi barrigota, que me parece mentira viéndola en foto jejeje:
Un beso, mi pequeño Joel.
Mami
Cuando llegamos al hospital, nos latía el corazón tan fuerte que temía que el resto de la gente que nos rodeaba lo notara. Podía sentirlo en mis oídos y en la expresión de la cara de papá. Xavi estaba dormido en sus brazos, pero ya se movía inquieto, como si le transmitiéramos el nerviosismo. Recuerdo que el sobre con el resultado se resistía y que al principio del informe ponía datos que no entendía en absoluto. Finalmente, al final de aquel maravilloso papel se leía "normalidad numérica en los cromosomas ........." y lo que ya sabíamos desde la eco de la amniocentesis: "sexo fetal varón". Me abracé a papá con las lágrimas que tanto había contenido y estallé por fin. Fue el mejor abrazo de toda mi vida, el más intenso y reconfortante. El pobre no lo había leído y no sabía si tomarlo bien o mal. Me preguntó lo que ponía y apenas pude coger el suficiente aire para decirle "Joel está bien, está sano". Xavi se puso a llorar cuando vio nuestras lágrimas y tuvimos que explicarle lo que es llorar de alegría (creo que sigue sin entenderlo jejeje). Lo que sé es que las lágrimas de papá me mostraron esa parte de él que tanto amo, esa capacidad generosa de darse como es, sin temor a lo que piensen de él por ser una persona sensible. Eso es lo que más me enamoró y lo que quiero que aprendáis de él, porque tenéis a un padre excepcional.
De la amniocentesis nos hemos recuperado como campeones, en buena parte por los estupendos y amorosos cuidados de los iaios, que han sido junto a papá los pilares de mi propio ánimo. De nuevo, tal y como hicieran cuando me puse malita en el embarazo de Xavi, me han demostrado que no puedo tener mejores padres y amigos que ellos dos. Desde aquí, un beso enorme para ellos. Os quiero!
Aquí dejo la eco de las 16+3 semanas:
Y ahora la foto de mi barrigota, que me parece mentira viéndola en foto jejeje:
Un beso, mi pequeño Joel.
Mami
martes, 2 de junio de 2009
2 de junio de 2009 (16 semanas)
Parece que en los últimos tiempos no encuentre el momento de escribirte. No pienses que intento olvidarme de ti, ni mucho menos. De hecho, estás en todos mis pensamientos y en todos mis sueños. Creo que no me atrevo a escribir mis sentimientos por miedo a que no estés nunca para leerlos, o por temor a que la magia que invade mi cuerpo y mi mente desaparezca.
Desde la última vez han pasado unas cuantas cosas. Empezando por los problemas laborales, que me han obligado a dejar mi puesto, hasta los quebraderos de cabeza que hemos tenido a la hora de decidir definitivamente el hacer la amniocentesis. Sí, la vamos a hacer para saber cómo eres, quién eres y, si puedes llegar a ser.
Te preguntarás "quién eres tú para decidir si debo vivir?". Y, a pesar de que mis convicciones eran distintas, me hago la misma pregunta día tras día, con una intensidad insoportable. Es muy duro oir las opiniones de los demás y aparentar tranquilidad y dominio de la situación. Hace un mes, te amaba ya (eso desde el puro principio, desde la búsqueda), pero el hecho de no sentirte dentro hacía más fáciles las cosas. Hubiera tomado la decisión con el mismo pesar, pero quizás con menos cargo de conciencia. Sin embargo, hoy, en un momento en que tu vida es parte inseparable de la mía y en que mi día a día está impregnado de tu presencia, no puedo borrar de un plumazo tanto amor, tanta ánsia de abrazarte y acunarte. No sé en qué punto mi corazón se ha impuesto a mi razón, pero no veo que haya marcha atrás. No obstante, a menos de una semana de dar respuesta a tanta incertidumbre, me someto a la ciencia y rezo por ti, por nosotros. Mi instinto de madre me dice sin cesar que estás sano y a esa certeza me rindo, vida mía.
Desde la última vez han pasado unas cuantas cosas. Empezando por los problemas laborales, que me han obligado a dejar mi puesto, hasta los quebraderos de cabeza que hemos tenido a la hora de decidir definitivamente el hacer la amniocentesis. Sí, la vamos a hacer para saber cómo eres, quién eres y, si puedes llegar a ser.
Te preguntarás "quién eres tú para decidir si debo vivir?". Y, a pesar de que mis convicciones eran distintas, me hago la misma pregunta día tras día, con una intensidad insoportable. Es muy duro oir las opiniones de los demás y aparentar tranquilidad y dominio de la situación. Hace un mes, te amaba ya (eso desde el puro principio, desde la búsqueda), pero el hecho de no sentirte dentro hacía más fáciles las cosas. Hubiera tomado la decisión con el mismo pesar, pero quizás con menos cargo de conciencia. Sin embargo, hoy, en un momento en que tu vida es parte inseparable de la mía y en que mi día a día está impregnado de tu presencia, no puedo borrar de un plumazo tanto amor, tanta ánsia de abrazarte y acunarte. No sé en qué punto mi corazón se ha impuesto a mi razón, pero no veo que haya marcha atrás. No obstante, a menos de una semana de dar respuesta a tanta incertidumbre, me someto a la ciencia y rezo por ti, por nosotros. Mi instinto de madre me dice sin cesar que estás sano y a esa certeza me rindo, vida mía.
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