Parece que en los últimos tiempos no encuentre el momento de escribirte. No pienses que intento olvidarme de ti, ni mucho menos. De hecho, estás en todos mis pensamientos y en todos mis sueños. Creo que no me atrevo a escribir mis sentimientos por miedo a que no estés nunca para leerlos, o por temor a que la magia que invade mi cuerpo y mi mente desaparezca.
Desde la última vez han pasado unas cuantas cosas. Empezando por los problemas laborales, que me han obligado a dejar mi puesto, hasta los quebraderos de cabeza que hemos tenido a la hora de decidir definitivamente el hacer la amniocentesis. Sí, la vamos a hacer para saber cómo eres, quién eres y, si puedes llegar a ser.
Te preguntarás "quién eres tú para decidir si debo vivir?". Y, a pesar de que mis convicciones eran distintas, me hago la misma pregunta día tras día, con una intensidad insoportable. Es muy duro oir las opiniones de los demás y aparentar tranquilidad y dominio de la situación. Hace un mes, te amaba ya (eso desde el puro principio, desde la búsqueda), pero el hecho de no sentirte dentro hacía más fáciles las cosas. Hubiera tomado la decisión con el mismo pesar, pero quizás con menos cargo de conciencia. Sin embargo, hoy, en un momento en que tu vida es parte inseparable de la mía y en que mi día a día está impregnado de tu presencia, no puedo borrar de un plumazo tanto amor, tanta ánsia de abrazarte y acunarte. No sé en qué punto mi corazón se ha impuesto a mi razón, pero no veo que haya marcha atrás. No obstante, a menos de una semana de dar respuesta a tanta incertidumbre, me someto a la ciencia y rezo por ti, por nosotros. Mi instinto de madre me dice sin cesar que estás sano y a esa certeza me rindo, vida mía.
Desde la última vez han pasado unas cuantas cosas. Empezando por los problemas laborales, que me han obligado a dejar mi puesto, hasta los quebraderos de cabeza que hemos tenido a la hora de decidir definitivamente el hacer la amniocentesis. Sí, la vamos a hacer para saber cómo eres, quién eres y, si puedes llegar a ser.
Te preguntarás "quién eres tú para decidir si debo vivir?". Y, a pesar de que mis convicciones eran distintas, me hago la misma pregunta día tras día, con una intensidad insoportable. Es muy duro oir las opiniones de los demás y aparentar tranquilidad y dominio de la situación. Hace un mes, te amaba ya (eso desde el puro principio, desde la búsqueda), pero el hecho de no sentirte dentro hacía más fáciles las cosas. Hubiera tomado la decisión con el mismo pesar, pero quizás con menos cargo de conciencia. Sin embargo, hoy, en un momento en que tu vida es parte inseparable de la mía y en que mi día a día está impregnado de tu presencia, no puedo borrar de un plumazo tanto amor, tanta ánsia de abrazarte y acunarte. No sé en qué punto mi corazón se ha impuesto a mi razón, pero no veo que haya marcha atrás. No obstante, a menos de una semana de dar respuesta a tanta incertidumbre, me someto a la ciencia y rezo por ti, por nosotros. Mi instinto de madre me dice sin cesar que estás sano y a esa certeza me rindo, vida mía.
1 comentario:
seguro que sera un nene o nena sano...tranquila....ya nos contaras .
un beso y mucho animo¡¡¡¡¡¡¡
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