Cuando llegamos al hospital, nos latía el corazón tan fuerte que temía que el resto de la gente que nos rodeaba lo notara. Podía sentirlo en mis oídos y en la expresión de la cara de papá. Xavi estaba dormido en sus brazos, pero ya se movía inquieto, como si le transmitiéramos el nerviosismo. Recuerdo que el sobre con el resultado se resistía y que al principio del informe ponía datos que no entendía en absoluto. Finalmente, al final de aquel maravilloso papel se leía "normalidad numérica en los cromosomas ........." y lo que ya sabíamos desde la eco de la amniocentesis: "sexo fetal varón". Me abracé a papá con las lágrimas que tanto había contenido y estallé por fin. Fue el mejor abrazo de toda mi vida, el más intenso y reconfortante. El pobre no lo había leído y no sabía si tomarlo bien o mal. Me preguntó lo que ponía y apenas pude coger el suficiente aire para decirle "Joel está bien, está sano". Xavi se puso a llorar cuando vio nuestras lágrimas y tuvimos que explicarle lo que es llorar de alegría (creo que sigue sin entenderlo jejeje). Lo que sé es que las lágrimas de papá me mostraron esa parte de él que tanto amo, esa capacidad generosa de darse como es, sin temor a lo que piensen de él por ser una persona sensible. Eso es lo que más me enamoró y lo que quiero que aprendáis de él, porque tenéis a un padre excepcional.
De la amniocentesis nos hemos recuperado como campeones, en buena parte por los estupendos y amorosos cuidados de los iaios, que han sido junto a papá los pilares de mi propio ánimo. De nuevo, tal y como hicieran cuando me puse malita en el embarazo de Xavi, me han demostrado que no puedo tener mejores padres y amigos que ellos dos. Desde aquí, un beso enorme para ellos. Os quiero!
Aquí dejo la eco de las 16+3 semanas:

Un beso, mi pequeño Joel.
Mami
1 comentario:
hola! me alegra q estes feliz y tranquila y que tu tesorito este sanito.
Muchas bendiciones!
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