lunes, 9 de marzo de 2009

8 de marzo de 2009

Esta mañana me levanté con la idea fija de hacerme un test de embarazo, puesto que llevo días sospechando y haciéndolos a escondidas. Me preocupa crearme y crear en David una falsa esperanza, por lo que intento mantener en secreto mis dudas.

Ya en el cuarto de baño y con la tira en la orina, me veo sorprendida por David y Xavi, que esperan con ansiedad el resultado del test. De repente, se me pasa por la cabeza que quizá me dé mala suerte que tantos ojos se posen en mi prueba. Ahora me parto pensándolo, pero en ese momento lo tenía clarísimo.

Al cabo de unos instantes, miro la tira y veo tan sólo la dichosa raya de control, siento la conocida sensación de derrota y dejo abandonado el test sobre el lavabo. Le digo a David: "no pasa nada, me lo esperaba", mientras vuelvo a echar un último vistazo y veo una ligera sombra que amenaza con encender de nuevo la llama de la esperanza cuya mecha tan rápidamente prende en aquel que sueña con imposibles.

David la mira y sonríe, me siento reconfortada de saber que no sufro alucinaciones. Pero no es suficiente, necesitamos saber que es un sí rotundo para poder gritarlo a los cuatro vientos... En ese momento, recuerdo que en internet leí que los tests de ovulación positivos a estas alturas podían indicar embarazo, porque el cuerpo en los primeros días de embarazo produce hormona luteinizante para alimentar el cuerpo lúteo u óvulo fecundado en su viaje por el útero para su correcta implantación. En fin, no me lo pienso dos veces y repito la acción con el test de ovulación: positivo!

No contentos con el resultado, me repito el test de embarazo y ahí se ve claramente la segunda raya, muy tenue, pero raya al fin y al cabo. Qué graciosos teníamos que parecer mirando la tira desde todos los ángulos y con todas las luces para convencernos del todo... Y, claro, ¿cómo plantearse la sola idea de callar? imposible, han sido demasiados meses y demasiados bajones como para no disfrutar del enorme placer de contarlo a nuestros seres más queridos.

La madre de David se ha puesto como loca de contenta, me ha hecho llorar de la emoción. Todas las reacciones han sido de tanta alegría por nosotros y por nuestro sueño, que es difícil describir el día de hoy. A mis padres les escribí una carta como si el remitente fuera el bebé y se la di en la comida que habían organizado con sus amigos. Uffff menuda emoción contenida, cuantas felicitaciones y brindis deseándonos lo mejor. Cuanto amor cuando miraba a mi marido, a mi compañero del alma, lleno de orgullo y de emoción. EMOCIÓN, esa es la palabra que mejor define el día de hoy. Ninguno de mis sueños ha llegado ni de lejos a la altura de este maravilloso día en que me he dado cuenta de que creces en mi interior. Y hoy, día de la mujer, confieso que te amo, que aunque ni siquiera te haya visto eres junto a Xavi el mejor de nuestros logros. No quiero despertar de este sueño jamás.

1 comentario:

turquesa dijo...

Un año después, lo recuerdo como si hubiese sido ayer... Te amo, mi ángel. Sigo sintiendo en mi piel la sensación maravillosa de saberte mío.

Para siempre, tu mamá