Probablemente ésta sea la última entrada de este blog que empecé con tanto amor e ilusión. Releo lo que escribí en estos años de sentimientos encontrados y creo que es hora de poner el punto y final.
No vengo por un impulso, al menos no esta vez. Vengo tras haber meditado y tras haber cambiado algo fundamental en mí. No ha sido un proceso rápido, sino progresivo y a base de mucho sufrimiento. He sido sincera en mis acciones y en mis reacciones, he vivido intensamente las alegrías y las penas, he soñado hasta quedarme sin sueños. Y cuando, finalmente, me he quedado vacía, ¿qué me queda?
Ayer, como es de imaginar, perdí a mi bebé. Bebé, qué palabra tan simple y tan bella a la vez. Se ha llegado a convertir no en una palabra, sino en la palabra. Y viendo como se perdía entre mis muslos de nuevo lo que más deseaba, sintiendo que mis lágrimas eran viejas y que la tormenta se avecinaba de nuevo..., decidí cambiar mi rumbo. He entendido que este barco no me lleva a tierra firme y el mareo es demasiado intenso ya en alta mar. Es hora de coger bien fuerte el timón y sentir de nuevo como el viento fresco de la vida, en ocasiones a favor, en ocasiones en contra, me lleva no a un paraíso soñado, pero sí a la línea de salida.
Hoy no vengo a hablar de lo que siento físicamente, ni siquiera de lo que he llorado ante esta nueva desilusión, sino a explicarme, aunque sea a mí misma, que he alcanzado un punto de inflexión, que debo parar y sentarme a pensar en lo que es hoy por hoy importante.
La maternidad ha sido para mi un camino dulce a la vez que espinoso. Xavi fue un regalo de la vida en el peor de los momentos. Y lo disfruté tanto, a sabiendas de lo mucho que me había dado el cielo al permitir que viviera cuando todo estaba en nuestra contra. Fueron momentos de mucho dolor, tanto físico como mental, pero con un final dulce. Habíamos ganado, ahí estaba mi precioso hijo venciendo a todos los malos augurios.
Si pudiera detener el tiempo, lo haría precisamente en ése momento, antes de que todo empezara a torcerse. No fuimos lo suficientemente valientes como para que nos resbalasen los comentarios de los demás. Si por nosotros hubiese sido, enseguida hubiésemos repetido. Sin embargo, decidimos escuchar a los “mayores” y dejarlo hasta que Xavi tuviese tres años, como si una cifra fuese tan importante. Me sentí frustrada entonces y me siento más frustrada ahora. Lo deseaba intensamente y, sin darme cuenta, ese lapso de tiempo absurdo se convirtió en un via crucis, marcado no solamente por la espera de la espera, sino por los acontecimientos que se precipitaban.
Luego llegó el momento en que empiezo esta historia. Y han pasado más de tres años desde entonces. He visto crecer a mi niño, disfrutar de la vida, ser feliz, aprender a leer y escribir, graduarse en infantil, besarme hasta dejarme sin aliento, acariciar mi vientre lleno del latido de su hermano, llorar desgarradoramente ante su muerte, asumir la importancia de lo ocurrido y ayudarme a salir adelante. Le amo, le amo tanto como para detenerme y decir BASTA. Quiero ser yo la que presencie cada una de sus expresiones, de sus suspiros, de sus bostezos... Quiero ser yo la que antes de dormir siga contándole historias divertidas y que me siga pidiendo nuestro momento especial con esos ojos que siempre han iluminado mi vida.
No sé por qué he tenido que vivir estas pérdidas, sobre todo la de Joel. Ni siquiera me propongo seguir pensando en el motivo, porque creo de verdad que no lo hay. Los médicos me harán todas las pruebas necesarias y es probable que encuentren a donde agarrarme, pero yo hoy decido agarrarme a Xavi, a David y a mi gente. Alguien que sufrió tanto como yo dijo aquello de que a veces donde se espera la vida, se halla la muerte. Cuando tenga que dar vida de nuevo, si es que eso ocurre otra vez, quiero que la historia que cuente sea bella y que cuando la relea sienta paz y armonía. No borro mi trayectoria, pero dejo unas hojas en blanco para que algún día pueda recuperar lo que ahora no tengo: ilusión.
Me despido llena de agradecimiento a todas vosotras, que habéis sido un apoyo enorme y que os habéis puesto tantas veces en mi lugar para ayudarme. No os olvidaré nunca, pero de momento me despido, es hora de vivir.
No siempre las historias tienen un final feliz...
A Joel, que se quedó en mí hace ocho meses, tres semanas y tres días.
jueves, 15 de julio de 2010
sábado, 10 de julio de 2010
30 de junio de 2010
Querido Joel,
Te escribo esta carta que nunca recibirás para decirte que vas a tener un hermanito o hermanita. Ha sido, no una sorpresa, pero sí una sensación desconocida de contención a la vez que de alegría. La ilusión y el disfrute ya son otra cosa, porque creo que ésa es la parte que se fue cuando te marchaste. Para mí el embarazo que ahora empieza no es más que el puente hacia una nueva vida, pero ya nunca más una situación de ternura y esperanza emborrachada de triunfalismo. Amo a este nuevo bebé con la misma intensidad que a ti y que a Xavi, pero mientras no le tenga en mis brazos no quiero pensar demasiado, ni sentir tanto como contigo, sino tan sólo que pasen estos meses de angustia lo más rápidamente posible y que esta historia empiece a escribirse como corresponde: desde su piel hacia la mía.
Quiero pensar que algo de ti estará ahí, que velarás por nosotros y que no permitirás que el dolor tiña de negro nuestras vidas que tanto han cambiado desde aquel fatídico día en que dejaste mi seno y te arrancaron para siempre de mí. Te quiero, hijo mío, te quiero con toda mi alma. Nadie ocupará tu lugar, ni habrá un segundo hijo que no seas tú. Y hasta el último de mis días te tendré en mi pensamiento y en mi corazón.
Ahora sé que no tengo que pedirte perdón, porque mi pena la pagué con creces durante mucho tiempo. No pude hacer nada por salvarte, puesto que ni mi vida pude entregar por ti. Sin embargo, he pagado con el dolor físico y el mental una sentencia que tú no me impusiste. Hoy vengo a darte las gracias, porque me has cambiado, porque me has hecho mejor persona y porque tu paso por nuestras vidas ha sido precioso y siempre lo recordaremos por eso. El dolor no eras tú. Tú eras la luz y el camino llano que conduciría mi vida. Gracias, Joel, porque ahora sé bien el valor del amor.
Algún día, nos volveremos a encontrar en la misma luz en la que te dejé y te abrazaré para siempre, pero mientras tanto voy a mirar hacia delante y a seguir soñando con los pies un poquito más en la tierra.
Tu madre que te quiere,
Paty
Te escribo esta carta que nunca recibirás para decirte que vas a tener un hermanito o hermanita. Ha sido, no una sorpresa, pero sí una sensación desconocida de contención a la vez que de alegría. La ilusión y el disfrute ya son otra cosa, porque creo que ésa es la parte que se fue cuando te marchaste. Para mí el embarazo que ahora empieza no es más que el puente hacia una nueva vida, pero ya nunca más una situación de ternura y esperanza emborrachada de triunfalismo. Amo a este nuevo bebé con la misma intensidad que a ti y que a Xavi, pero mientras no le tenga en mis brazos no quiero pensar demasiado, ni sentir tanto como contigo, sino tan sólo que pasen estos meses de angustia lo más rápidamente posible y que esta historia empiece a escribirse como corresponde: desde su piel hacia la mía.
Quiero pensar que algo de ti estará ahí, que velarás por nosotros y que no permitirás que el dolor tiña de negro nuestras vidas que tanto han cambiado desde aquel fatídico día en que dejaste mi seno y te arrancaron para siempre de mí. Te quiero, hijo mío, te quiero con toda mi alma. Nadie ocupará tu lugar, ni habrá un segundo hijo que no seas tú. Y hasta el último de mis días te tendré en mi pensamiento y en mi corazón.
Ahora sé que no tengo que pedirte perdón, porque mi pena la pagué con creces durante mucho tiempo. No pude hacer nada por salvarte, puesto que ni mi vida pude entregar por ti. Sin embargo, he pagado con el dolor físico y el mental una sentencia que tú no me impusiste. Hoy vengo a darte las gracias, porque me has cambiado, porque me has hecho mejor persona y porque tu paso por nuestras vidas ha sido precioso y siempre lo recordaremos por eso. El dolor no eras tú. Tú eras la luz y el camino llano que conduciría mi vida. Gracias, Joel, porque ahora sé bien el valor del amor.
Algún día, nos volveremos a encontrar en la misma luz en la que te dejé y te abrazaré para siempre, pero mientras tanto voy a mirar hacia delante y a seguir soñando con los pies un poquito más en la tierra.
Tu madre que te quiere,
Paty
viernes, 11 de junio de 2010
11 de junio de 2010
Himno al Amor:
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor”.
Carta de San Pablo a los Corintios 13, 1-13
Hoy me he acordado de este pasaje, el que elegimos para nuestra boda y he pensado en aferrarme a ello, aunque sea solamente por un día. El AMOR es tan grande que sobrepasa todas las barreras, incluso las físicas.
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor”.
Carta de San Pablo a los Corintios 13, 1-13
Hoy me he acordado de este pasaje, el que elegimos para nuestra boda y he pensado en aferrarme a ello, aunque sea solamente por un día. El AMOR es tan grande que sobrepasa todas las barreras, incluso las físicas.
miércoles, 9 de junio de 2010
9 de junio de 2010
Sí, es cierto, mucho tiempo sin decir nada... Y sí, había mucho que decir, muchas cosas que contar, pero pienso que no lo hice por miedo a que algún día al leerlo me pudiera sentir mal, avergonzarme o, simplemente, recordar estos momentos que una quiere que desaparezcan a la vez que el sólo pensamiento de que eso ocurra se clava como un puñal en el corazón y, cómo no, en el vientre.
Confieso que he tenido miedo, que he sabido lo que es perder totalmente el control sobre mi vida, mis actos y mi pensamiento. Ha sido un proceso lento, lleno de altibajos y de presión, mucha presión para que me recuperara. No era el momento para muchas de las cosas que hice. Y no es culpa de nadie, sólo mía, el que me mostrara más fuerte de lo que en realidad era para seguir adelante. Es verdad, no soy más que un ser humano. Y además ahora lo soy desde la parte más irracional, desde las entrañas, desde el fondo mismo. Me siento como una niña que aprende de nuevo a andar y que cae continuamente mientras ve la vida pasar por su lado y la impotencia la paraliza.
Lo más triste es ver cómo el mundo sigue girando y yo me quedo contemplando esa vida como si no formara parte de ella. Cuando me cuelo por casualidad en uno de esos vagones abarrotados de gente, apenas llego a la siguiente estación, salto y me refugio en el primer rincón de soledad. Y entonces empieza la pesadilla: la sangre, el dolor, el miedo, la ambulancia, "no hay latido", gente con mascarillas corriendo y arrancándome la ropa, la mesa fría, la mascarilla de oxígeno, las lágrimas de David, el rostro de mi bebé muerto... Una y otra vez, una y otra vez, sin parar. Siento como me ahogo, como se me escapa la vida, me veo en la UCI, la cara de preocupación de todos, el inmenso dolor de aquello que no se puede expresar, el no saber dónde está mi niño... No le pude dar el final que merecía y no descanso pensando que no es justo, que al menos merecía saber dónde está y poderle llevar flores y cantarle una nana en su sueño eterno. Le necesito y me agarro a los coletazos de lo terreno, porque todo lo demás es incierto, es inalcanzable...
NO SOY FELIZ, me siento atrapada en una rutina que me agobia y sólo quiero estar sola. Cuando me aislo, por un instante siento paz, pero al siguiente me siento la peor de las personas, porque no puedo perderme ni un segundo del hijo que me queda, de mi precioso niño que sufre por mi causa, porque no soy capaz de darle lo que se merece tanto, porque no soy capaz ni de dármelo yo misma. Y en medio de este infierno, pasa el tiempo y yo me quedo, me alejo de la realidad mientras me desplazo por ella.
Empecé la búsqueda y apenas pienso en ello. Me limito a tomarme el tratamiento y ya está. Ni siquiera me deprimo cuando me viene la regla. Siento ilusión de vez en cuando, pero lo justo hasta que de nuevo empiezan las pesadillas, de noche o de día. Trato de imaginar el momento en que me quede embarazada, las cosas que haremos, el día en que nazca... Y entonces, de nuevo, veo la muerte, el dolor, la desesperación. Lo escribo y lloro, y me ahogo, y no sé cómo superarlo.
Confieso que he tenido miedo, que he sabido lo que es perder totalmente el control sobre mi vida, mis actos y mi pensamiento. Ha sido un proceso lento, lleno de altibajos y de presión, mucha presión para que me recuperara. No era el momento para muchas de las cosas que hice. Y no es culpa de nadie, sólo mía, el que me mostrara más fuerte de lo que en realidad era para seguir adelante. Es verdad, no soy más que un ser humano. Y además ahora lo soy desde la parte más irracional, desde las entrañas, desde el fondo mismo. Me siento como una niña que aprende de nuevo a andar y que cae continuamente mientras ve la vida pasar por su lado y la impotencia la paraliza.
Lo más triste es ver cómo el mundo sigue girando y yo me quedo contemplando esa vida como si no formara parte de ella. Cuando me cuelo por casualidad en uno de esos vagones abarrotados de gente, apenas llego a la siguiente estación, salto y me refugio en el primer rincón de soledad. Y entonces empieza la pesadilla: la sangre, el dolor, el miedo, la ambulancia, "no hay latido", gente con mascarillas corriendo y arrancándome la ropa, la mesa fría, la mascarilla de oxígeno, las lágrimas de David, el rostro de mi bebé muerto... Una y otra vez, una y otra vez, sin parar. Siento como me ahogo, como se me escapa la vida, me veo en la UCI, la cara de preocupación de todos, el inmenso dolor de aquello que no se puede expresar, el no saber dónde está mi niño... No le pude dar el final que merecía y no descanso pensando que no es justo, que al menos merecía saber dónde está y poderle llevar flores y cantarle una nana en su sueño eterno. Le necesito y me agarro a los coletazos de lo terreno, porque todo lo demás es incierto, es inalcanzable...
NO SOY FELIZ, me siento atrapada en una rutina que me agobia y sólo quiero estar sola. Cuando me aislo, por un instante siento paz, pero al siguiente me siento la peor de las personas, porque no puedo perderme ni un segundo del hijo que me queda, de mi precioso niño que sufre por mi causa, porque no soy capaz de darle lo que se merece tanto, porque no soy capaz ni de dármelo yo misma. Y en medio de este infierno, pasa el tiempo y yo me quedo, me alejo de la realidad mientras me desplazo por ella.
Empecé la búsqueda y apenas pienso en ello. Me limito a tomarme el tratamiento y ya está. Ni siquiera me deprimo cuando me viene la regla. Siento ilusión de vez en cuando, pero lo justo hasta que de nuevo empiezan las pesadillas, de noche o de día. Trato de imaginar el momento en que me quede embarazada, las cosas que haremos, el día en que nazca... Y entonces, de nuevo, veo la muerte, el dolor, la desesperación. Lo escribo y lloro, y me ahogo, y no sé cómo superarlo.
jueves, 22 de abril de 2010
22 de abril de 2010
Cuántos días sin contar nada! no será porque no ha pasado nada...
Empiezo por contar que tuve un microaborto, que lo pasé mal, pero no tanto como pensaba. Supongo que hace tan poco de "la gran pérdida" que lo he minimizado. O es que cuando escribo quiero transmitir paz donde no la hay. No sé, pero cuando me leo y trato de imaginar que es otra persona, a veces siento como si fuera fría, demasiado dura e insensible. Me da un poco de rabia, porque no es así como lo siento. Lo cierto es que dentro de mi presentía que no iba a ir bien y eso me ha ayudado a digerirlo.
Finalmente, me decidí por comenzar el tratamiento con Omifín de nuevo. No porque sienta la desesperación de antes por embarazarme, sino porque veo que seguramente sea lo mejor para mirar hacia adelante. Me hace relativa ilusión, porque por un lado es un sueño tan hermoso..., pero por otro lado, me da tanto miedo exponerme que no dejo de pensar en el momento en que vuelva a sentir la más mínima molestia. Es eso estar preparada? No lo sé, sinceramente, pero entonces no sé cuándo dejaré de sentirme así para reanudar mi vida en todos los sentidos.
Así que nos hemos lanzado y ya he ovulado. Contra todo pronóstico, este ciclo ha sido normal, como si nada hubiera sucedido. Ahora la suerte está echada y quedan dos semanas por delante de intentar no pensar y de tomarme la progesterona por si acaso. Fe? la justa, para qué engañarnos. No tengo ganas de pasarme los ciclos como en una ruleta, girando alrededor de un mismo eje. Eso no fue vida y no quiero que vuelvan a pasar los meses sin que haya hecho nada más que pensar en ver un positivo. Tengo seis oportunidades con Omifín, si no lo consigo así, ya pensaremos lo que hacer, pero no antes. Quiero hacer más cosas y darle a Xavi una estabilidad emocional, no una madre que cambie de humor según el color de una tira reactiva.
No puedo dejar de pensar en Joel y desear que allá donde esté nos ilumine y encontremos el camino hacia la felicidad.
Empiezo por contar que tuve un microaborto, que lo pasé mal, pero no tanto como pensaba. Supongo que hace tan poco de "la gran pérdida" que lo he minimizado. O es que cuando escribo quiero transmitir paz donde no la hay. No sé, pero cuando me leo y trato de imaginar que es otra persona, a veces siento como si fuera fría, demasiado dura e insensible. Me da un poco de rabia, porque no es así como lo siento. Lo cierto es que dentro de mi presentía que no iba a ir bien y eso me ha ayudado a digerirlo.
Finalmente, me decidí por comenzar el tratamiento con Omifín de nuevo. No porque sienta la desesperación de antes por embarazarme, sino porque veo que seguramente sea lo mejor para mirar hacia adelante. Me hace relativa ilusión, porque por un lado es un sueño tan hermoso..., pero por otro lado, me da tanto miedo exponerme que no dejo de pensar en el momento en que vuelva a sentir la más mínima molestia. Es eso estar preparada? No lo sé, sinceramente, pero entonces no sé cuándo dejaré de sentirme así para reanudar mi vida en todos los sentidos.
Así que nos hemos lanzado y ya he ovulado. Contra todo pronóstico, este ciclo ha sido normal, como si nada hubiera sucedido. Ahora la suerte está echada y quedan dos semanas por delante de intentar no pensar y de tomarme la progesterona por si acaso. Fe? la justa, para qué engañarnos. No tengo ganas de pasarme los ciclos como en una ruleta, girando alrededor de un mismo eje. Eso no fue vida y no quiero que vuelvan a pasar los meses sin que haya hecho nada más que pensar en ver un positivo. Tengo seis oportunidades con Omifín, si no lo consigo así, ya pensaremos lo que hacer, pero no antes. Quiero hacer más cosas y darle a Xavi una estabilidad emocional, no una madre que cambie de humor según el color de una tira reactiva.
No puedo dejar de pensar en Joel y desear que allá donde esté nos ilumine y encontremos el camino hacia la felicidad.
martes, 6 de abril de 2010
6 de abril de 2010
Sinceramente, no sé muy bien cómo empezar, ni tan siquiera lo que voy a escribir. Pero eso sí, siento que lo necesito, aunque no tenga demasiado sentido.
Estoy decepcionada, porque realmente pensaba que el cielo tenía una deuda conmigo y que en esta ocasión me la iba a pagar. No pensaba de ninguna forma que eso me resarciera de lo ocurrido, porque a mi hijo nada ni nadie me lo va a devolver ya. Sin embargo, el hecho de recuperar mi sueño era una forma de volverme a reconciliar con la naturaleza, una forma de creer de nuevo en una justicia, fuere como fuere.
Y aquí estoy, con la moral por los suelos, sangrando muchísimo y con la incertidumbre de lo que haré a partir de ahora.
El médico me ha dicho que ha sido un aborto ovular, lo que la mayoría entendemos por un microaborto o aborto químico. En esta ocasión ha estado muy cerca de la semana 5 de embarazo, que es el límite a partir del cual se le considera un aborto convencional. Según él, no tengo que hacer absolutamente nada y, si quiero, puedo seguir con la búsqueda. No obstante, me ha advertido de que este próximo ciclo puede ser irregular y que no tengo muchas posibilidades de lograrlo.
Qué voy a hacer?? ni idea. No tengo ganas de pensarlo hoy. David se ha venido un poco abajo al verme a mi tan abatida. Me he llegado a plantear si no sería mejor dejarlo ya y empezar a ser feliz con lo que tengo. La resignación nunca ha sido mi consigna, pero llega un momento en que parece la mejor opción.
Merece la pena seguir luchando por una meta que se mueve y se aleja tan a menudo? Ojalá tuviera la respuesta, ojalá mañana me despierte con la misma decisión que siempre he mostrado ante las adversidades, ojalá desaparezcan las nubes negras del horizonte y pueda sonreir de nuevo.
Estoy decepcionada, porque realmente pensaba que el cielo tenía una deuda conmigo y que en esta ocasión me la iba a pagar. No pensaba de ninguna forma que eso me resarciera de lo ocurrido, porque a mi hijo nada ni nadie me lo va a devolver ya. Sin embargo, el hecho de recuperar mi sueño era una forma de volverme a reconciliar con la naturaleza, una forma de creer de nuevo en una justicia, fuere como fuere.
Y aquí estoy, con la moral por los suelos, sangrando muchísimo y con la incertidumbre de lo que haré a partir de ahora.
El médico me ha dicho que ha sido un aborto ovular, lo que la mayoría entendemos por un microaborto o aborto químico. En esta ocasión ha estado muy cerca de la semana 5 de embarazo, que es el límite a partir del cual se le considera un aborto convencional. Según él, no tengo que hacer absolutamente nada y, si quiero, puedo seguir con la búsqueda. No obstante, me ha advertido de que este próximo ciclo puede ser irregular y que no tengo muchas posibilidades de lograrlo.
Qué voy a hacer?? ni idea. No tengo ganas de pensarlo hoy. David se ha venido un poco abajo al verme a mi tan abatida. Me he llegado a plantear si no sería mejor dejarlo ya y empezar a ser feliz con lo que tengo. La resignación nunca ha sido mi consigna, pero llega un momento en que parece la mejor opción.
Merece la pena seguir luchando por una meta que se mueve y se aleja tan a menudo? Ojalá tuviera la respuesta, ojalá mañana me despierte con la misma decisión que siempre he mostrado ante las adversidades, ojalá desaparezcan las nubes negras del horizonte y pueda sonreir de nuevo.
lunes, 5 de abril de 2010
5 de abril de 2010
Se acabó, de nuevo a empezar...
Hace un rato, tras unos días de pequeñas manchitas al limpiarme, he empezado a manchar de regla. La diferencia es que me duele, física y emocionalmente. Ya era lo que faltaba: un microaborto.
No tengo muchas ganas de hablar, ni de escribir, ni de absolutamente nada. Me da la sensación de que nunca va a salir el sol. No puedo evitar sentirme mal cuando veo la cara de desilusión de David. Necesito hacerle feliz de una vez. Es tan bueno, tan especial, que no merece sufrir tanto.
Por mi parte, después de la marcha de Joel, es difícil comparar cualquier otra situación. Me siento peor por mi gente que por mi misma. Odio sentir fuerza en este momento, cuando lo único que quiero es dejarme caer y dejar de desear algo que no parece ser para mi.
Hace un rato, tras unos días de pequeñas manchitas al limpiarme, he empezado a manchar de regla. La diferencia es que me duele, física y emocionalmente. Ya era lo que faltaba: un microaborto.
No tengo muchas ganas de hablar, ni de escribir, ni de absolutamente nada. Me da la sensación de que nunca va a salir el sol. No puedo evitar sentirme mal cuando veo la cara de desilusión de David. Necesito hacerle feliz de una vez. Es tan bueno, tan especial, que no merece sufrir tanto.
Por mi parte, después de la marcha de Joel, es difícil comparar cualquier otra situación. Me siento peor por mi gente que por mi misma. Odio sentir fuerza en este momento, cuando lo único que quiero es dejarme caer y dejar de desear algo que no parece ser para mi.
viernes, 2 de abril de 2010
2 de abril de 2010
Después de darle muchas vueltas al tema y arrepentirme un millón de veces tras escribir, he decidido hacerlo. En esta vida no se puede huir y, el solo hecho de intentarlo, nos hace infelices a la larga.
No sé si vengo a pedirte perdón, a darte las gracias o, simplemente, a desahogarme. Sí, mi niño, de nuevo hemos visto el positivo en un test de embarazo. Si somos felices? es difícil definir este sentimiento, porque ya no somos los mismos, ni la situación es la misma. Pero puedo decir que a ratos es una sensación agradable y tierna que me recuerda a ti y en otras ocasiones me invade el miedo y la desesperación. Los recuerdos de lo acontecido están muy frescos en mi mente y, aunque siento una fuerza enorme, las voces interiores me hablan de lo malo.
Ha sido realmente una sorpresa. El martes 30 de marzo habíamos estado en la consulta de Enrique Lebrero y me había dicho que todo estaba perfecto y que adelante. Es más, me recetó Omifín para ir sobre seguro (esta vez una sola pastilla) y progesterona para reforzar mi fase lutea, que es apenas de 11 días. Salí contenta, pensando que en nada podríamos empezar a buscar. Sin embargo, estando ya sola por la tarde, tuve el presentimiento de que estaba embarazada. Y me hice un test. El positivo se hizo esperar un poco, pero es que ni siquiera era mi día de regla.
Esta vez no salté de alegría, ni me puse nerviosa... Lloré, por ti, porque sentí que pudieras pensar que es una forma de olvidarte o de sustituirte. Eso no ocurrirá jamás, porque lo que pasó aquel 21 de octubre fue lo más doloroso de toda mi vida y tu imagen siempre vivirá en mi.
Papá se emocionó tanto... Vi la felicidad en su rostro y me sentí orgullosa de ser yo quien se la daba. No dejábamos de decir que era una regalo que nos hacías desde el cielo. Es bonito pensar así. Yo a cambio te regalo un amor para siempre, hijo mío.
Desgraciadamente, no siempre las cosas que uno se merece salen bien. Las pocas personas que saben que estoy embarazada nos dicen que lo merecemos, que ya está bien de que nos salgan las cosas mal... Pero lo cierto es que siento como si no funcionara, como si fuera a perderlo. Apenas un hilillo de sangre ha sido capaz de empañar este momento.
Ahora no quiero desear, ni pensar, ni tan siquiera sentir. Me gustaria desconectarme por unos días y saber de una vez que todo va a ir bien o mal. Lo asumiré, sea cual sea la sentencia. Y lucharé, como siempre lo he hecho, por nuestro sueño.
No sé si vengo a pedirte perdón, a darte las gracias o, simplemente, a desahogarme. Sí, mi niño, de nuevo hemos visto el positivo en un test de embarazo. Si somos felices? es difícil definir este sentimiento, porque ya no somos los mismos, ni la situación es la misma. Pero puedo decir que a ratos es una sensación agradable y tierna que me recuerda a ti y en otras ocasiones me invade el miedo y la desesperación. Los recuerdos de lo acontecido están muy frescos en mi mente y, aunque siento una fuerza enorme, las voces interiores me hablan de lo malo.
Ha sido realmente una sorpresa. El martes 30 de marzo habíamos estado en la consulta de Enrique Lebrero y me había dicho que todo estaba perfecto y que adelante. Es más, me recetó Omifín para ir sobre seguro (esta vez una sola pastilla) y progesterona para reforzar mi fase lutea, que es apenas de 11 días. Salí contenta, pensando que en nada podríamos empezar a buscar. Sin embargo, estando ya sola por la tarde, tuve el presentimiento de que estaba embarazada. Y me hice un test. El positivo se hizo esperar un poco, pero es que ni siquiera era mi día de regla.
Esta vez no salté de alegría, ni me puse nerviosa... Lloré, por ti, porque sentí que pudieras pensar que es una forma de olvidarte o de sustituirte. Eso no ocurrirá jamás, porque lo que pasó aquel 21 de octubre fue lo más doloroso de toda mi vida y tu imagen siempre vivirá en mi.
Papá se emocionó tanto... Vi la felicidad en su rostro y me sentí orgullosa de ser yo quien se la daba. No dejábamos de decir que era una regalo que nos hacías desde el cielo. Es bonito pensar así. Yo a cambio te regalo un amor para siempre, hijo mío.
Desgraciadamente, no siempre las cosas que uno se merece salen bien. Las pocas personas que saben que estoy embarazada nos dicen que lo merecemos, que ya está bien de que nos salgan las cosas mal... Pero lo cierto es que siento como si no funcionara, como si fuera a perderlo. Apenas un hilillo de sangre ha sido capaz de empañar este momento.
Ahora no quiero desear, ni pensar, ni tan siquiera sentir. Me gustaria desconectarme por unos días y saber de una vez que todo va a ir bien o mal. Lo asumiré, sea cual sea la sentencia. Y lucharé, como siempre lo he hecho, por nuestro sueño.
miércoles, 10 de marzo de 2010
10 de marzo de 2010
Aparté la cortina de mi habitación y miré el campo extendiéndose a través del cristal. Pensé en el millón de cosas que tenía y que me hacían feliz. Sonreí ante la visión del día en que nos casamos, el rostro de Xavi, los grandes momentos con mis seres queridos…. ¡En verdad era tan afortunada! Luego pensé en ti, en todo lo que me había perdido y en lo que estaría haciendo de haber tenido nuestra historia un final feliz. Imaginé la cuna justo en el lugar donde, de pie, observaba la fina lluvia de finales de invierno. Dolor. Visualicé el verano, cuando papá pintaba esa misma cuna con colores alegres. Nostalgia. Recordé tu carita de ángel. Amor.
Y cuanto más se nublaban mis ojos y la lluvia dejaba paso a la luz, las nubes se separaron y me dejaron ver un arco iris brillante. Pensé de nuevo en Xavi, en su preciosa sonrisa y en todo lo que siento cuando me abraza con fuerza. Vi el rostro de David cuando nos vimos por primera vez, subiendo las escaleras de la estación, los paseos de la mano por la Plaza de España y el Parque de María Luisa.
Fue entonces cuando me deslicé por aquel precioso tobogán multicolor surcando el cielo y dejando que el sol renaciente me abrigara. Sentí que estabas allí, en aquel placer inconmensurable, en las luces, en los colores, en el campo, en el invierno, en la primavera que viene, en el cristal a través del cual miro el mundo cuando todo parece perdido, en mi piel y en mis ojos ciegos. Yo estoy contigo y tú conmigo. Y siendo así, puedo volver a levantarme y ser feliz. Ésas son las cosas sencillas de la vida que no necesitan más explicación, pero que te bastan para entender lo complejo de la propia existencia.
Y cuanto más se nublaban mis ojos y la lluvia dejaba paso a la luz, las nubes se separaron y me dejaron ver un arco iris brillante. Pensé de nuevo en Xavi, en su preciosa sonrisa y en todo lo que siento cuando me abraza con fuerza. Vi el rostro de David cuando nos vimos por primera vez, subiendo las escaleras de la estación, los paseos de la mano por la Plaza de España y el Parque de María Luisa.
Fue entonces cuando me deslicé por aquel precioso tobogán multicolor surcando el cielo y dejando que el sol renaciente me abrigara. Sentí que estabas allí, en aquel placer inconmensurable, en las luces, en los colores, en el campo, en el invierno, en la primavera que viene, en el cristal a través del cual miro el mundo cuando todo parece perdido, en mi piel y en mis ojos ciegos. Yo estoy contigo y tú conmigo. Y siendo así, puedo volver a levantarme y ser feliz. Ésas son las cosas sencillas de la vida que no necesitan más explicación, pero que te bastan para entender lo complejo de la propia existencia.
martes, 9 de marzo de 2010
9 de marzo de 2010
La vida sigue y pasan los días mucho más rápido de lo que nunca esperé. En cierto sentido es un alivio, porque es como si los demás se relajaran al verme y así no tengo que sentirme mal por su expresión de pena. La única pena que quiero que sientan no es hacia mi, sino hacia ti, mi niño. Merecías tanto la pena que no puede ser de otra forma. Te imagino y sé que hubieras sido un niño dulce y cercano, muy de su mamá. Al contrario de lo que piensa la gente, estos pensamientos son agradables y me conducen a una nada llena de cosas muy difícil de explicar.
Finalmente aprendí a sobrellevar que no vas a volver, que ésta es nuestra dolorosa realidad y que con ella hemos de vivir. No me voy a engañar, esto duele y mucho. Sin embargo, el llegar a rehacer nuestras vidas pasa por tener muy claro que no hay vuelta atrás. Si hay un próximo embarazo, no serás tú, mi vida, por mucho que quiera pensar que algo de ti esté en tu hermano o hermana. No puedo esperar los mismos rasgos, el color de tu pelo, tus movimientos, tu expresión... Y debe y merece ser tan importante y deseado como tú lo has sido. Cuando suceda debo estar preparada al cien por cien para ser la madre que siempre he querido ser para vosotros.
Quizá la peor parte se la ha llevado Xavi, que ha vivido esta experiencia en una sombra extraña. Y es que es tan difícil decirle a un niño de cinco años cosas que ni una misma entiende... De lo que sí me siento muy orgullosa es del amor que he sabido transmitirle e inculcarle hacia ti y hacia la familia que formamos. Él sabe muy bien que tu partida es un tema doloroso para nosotros, de una forma que escapa a sus años, pero lo entiende y lo sufre a su manera. Cuánta personalidad en un cuerpecito tan pequeño... Cada día me sorprende con sus ideas y su peculiar forma de entender la vida.
Por otro lado, estan mis seres más queridos y cercanos, que creen que no deben hablar del tema. Es como si les quemara en las manos. Pero no se dan cuenta de que convertirte en un tabú es como si, además de lo sufrido, me pegaran una patada en el estómago. Para mi no estás muerto (incluso me cuesta escribir la palabra, como si fuera malsonante), para mi estás dentro de mi, como siempre, sólo que no en el útero, sino en el corazón, en el estrato más profundo de mi alma.
Sé que les debo entender a ellos también. Y ahogo mi pena aquí, a sabiendas de que es una carta a un cielo que puede no existir, pero aferrándome a él como si me fuera la vida en ello. Porque tú tienes que estar en algún sitio, uno precioso en el que nada te falte.
Por último quiero contarte que dentro de muy poco podremos volver a buscar el embarazo. Al principio era como una obsesión, un plazo que marcaba todos los días de mi vida. Luego se convirtió en una negación de mi realidad, un escape, un mundo paralelo al que escapar para no ver lo que me había pasado. Hasta hace bien poco, era como una fecha prohibida, una avalancha de remorodimientos, como si te traicionara. Y un enorme miedo al futuro, a tenerme que exponer de nuevo. Finalmente,he abierto los ojos y he visto que sólo me apetece dejarme llevar y ver día a día lo que pasa. No me siento presionada como antaño, ni siento que no puedo vivir sin ello. Ahora no me importan muchas de las cosas que antes eran tan imprescindibles Qué me importa el cómo? yo quiero que cuando suceda el nuevo milagro podamos sonreir y que tu hermano crezca sano y feliz en un mundo que también es el tuyo. Tengo mucho más amor de madre del que nunca imaginé, pero también mucha más paciencia.
Finalmente aprendí a sobrellevar que no vas a volver, que ésta es nuestra dolorosa realidad y que con ella hemos de vivir. No me voy a engañar, esto duele y mucho. Sin embargo, el llegar a rehacer nuestras vidas pasa por tener muy claro que no hay vuelta atrás. Si hay un próximo embarazo, no serás tú, mi vida, por mucho que quiera pensar que algo de ti esté en tu hermano o hermana. No puedo esperar los mismos rasgos, el color de tu pelo, tus movimientos, tu expresión... Y debe y merece ser tan importante y deseado como tú lo has sido. Cuando suceda debo estar preparada al cien por cien para ser la madre que siempre he querido ser para vosotros.
Quizá la peor parte se la ha llevado Xavi, que ha vivido esta experiencia en una sombra extraña. Y es que es tan difícil decirle a un niño de cinco años cosas que ni una misma entiende... De lo que sí me siento muy orgullosa es del amor que he sabido transmitirle e inculcarle hacia ti y hacia la familia que formamos. Él sabe muy bien que tu partida es un tema doloroso para nosotros, de una forma que escapa a sus años, pero lo entiende y lo sufre a su manera. Cuánta personalidad en un cuerpecito tan pequeño... Cada día me sorprende con sus ideas y su peculiar forma de entender la vida.
Por otro lado, estan mis seres más queridos y cercanos, que creen que no deben hablar del tema. Es como si les quemara en las manos. Pero no se dan cuenta de que convertirte en un tabú es como si, además de lo sufrido, me pegaran una patada en el estómago. Para mi no estás muerto (incluso me cuesta escribir la palabra, como si fuera malsonante), para mi estás dentro de mi, como siempre, sólo que no en el útero, sino en el corazón, en el estrato más profundo de mi alma.
Sé que les debo entender a ellos también. Y ahogo mi pena aquí, a sabiendas de que es una carta a un cielo que puede no existir, pero aferrándome a él como si me fuera la vida en ello. Porque tú tienes que estar en algún sitio, uno precioso en el que nada te falte.
Por último quiero contarte que dentro de muy poco podremos volver a buscar el embarazo. Al principio era como una obsesión, un plazo que marcaba todos los días de mi vida. Luego se convirtió en una negación de mi realidad, un escape, un mundo paralelo al que escapar para no ver lo que me había pasado. Hasta hace bien poco, era como una fecha prohibida, una avalancha de remorodimientos, como si te traicionara. Y un enorme miedo al futuro, a tenerme que exponer de nuevo. Finalmente,he abierto los ojos y he visto que sólo me apetece dejarme llevar y ver día a día lo que pasa. No me siento presionada como antaño, ni siento que no puedo vivir sin ello. Ahora no me importan muchas de las cosas que antes eran tan imprescindibles Qué me importa el cómo? yo quiero que cuando suceda el nuevo milagro podamos sonreir y que tu hermano crezca sano y feliz en un mundo que también es el tuyo. Tengo mucho más amor de madre del que nunca imaginé, pero también mucha más paciencia.
lunes, 8 de marzo de 2010
8 de marzo de 2010
Qué día tan extraño, tan gris y frío... Qué diferente de hace justo un año, cuando vimos las dos rayas en aquel test y nos convertiste en la familia más feliz del mundo. Cómo recuerdo todo: las caras de los tres, los comentarios en el foro, las felicitaciones, la alegria de nuestras familias, la comida de celebración, los buenos deseos... Fue un día especial y precioso, más que inolvidable Era el primer recuerdo contigo, el que nos haría borrar tantos meses de decepciones.
Todo esto es nuestro para siempre, a pesar de que no podamos tenerte. Ya no temo a la muerte, porque sé que me esperarás en las puertas del cielo y que estaremos juntos por siempre. Tú has marcado mi vida y le has dado otro sentido. Te doy las gracias por haber sido mío y por enseñarme tantas cosas, mi vida. No me arrepiento de nada, porque tu existencia ha sido una huella muy profunda que se ha grabado a fuego no sólo en mi útero, sino también en mi corazón y en lo que me resta de vida.
Quiero que sepas que en casa hablamos de ti como si estuvieras, que honramos tu memoria y que nunca permitiremos que caiga en el olvido tu recuerdo y todo el amor que nos hemos dado. El amor es tan hermoso y mágico que se puede dar de tantas formas distintas... Mi amor por ti y por Xavi es tan grande que no me cabe en el pecho. Allá donde estés cierra los ojos y siente la fuerza de mi alma encontrándose con la tuya, arropándote y siendo tu mamá, la que te cantaba antes de dormirse, la que te pensaba, la que te bordaba la ropa con hilos de amor, la que hubiera dado su vida por ti.
Desde hace un año y hasta el infinito, mi chiquitín etéreo, para siempre te amará tu madre.
Todo esto es nuestro para siempre, a pesar de que no podamos tenerte. Ya no temo a la muerte, porque sé que me esperarás en las puertas del cielo y que estaremos juntos por siempre. Tú has marcado mi vida y le has dado otro sentido. Te doy las gracias por haber sido mío y por enseñarme tantas cosas, mi vida. No me arrepiento de nada, porque tu existencia ha sido una huella muy profunda que se ha grabado a fuego no sólo en mi útero, sino también en mi corazón y en lo que me resta de vida.
Quiero que sepas que en casa hablamos de ti como si estuvieras, que honramos tu memoria y que nunca permitiremos que caiga en el olvido tu recuerdo y todo el amor que nos hemos dado. El amor es tan hermoso y mágico que se puede dar de tantas formas distintas... Mi amor por ti y por Xavi es tan grande que no me cabe en el pecho. Allá donde estés cierra los ojos y siente la fuerza de mi alma encontrándose con la tuya, arropándote y siendo tu mamá, la que te cantaba antes de dormirse, la que te pensaba, la que te bordaba la ropa con hilos de amor, la que hubiera dado su vida por ti.
Desde hace un año y hasta el infinito, mi chiquitín etéreo, para siempre te amará tu madre.
domingo, 21 de febrero de 2010
21 de febrero de 2010
Hoy hubieras cumplido cuatro meses, mi niño. Hoy hubiera sido un día muy bonito, hubiera hecho una tartita y hubiéramos hecho fotos.
Sin embargo, ha sido un día normal, como cualquier otro domingo en casa, haciendo las cosas de siempre y con la mente llena de malos recuerdos que, aunque empiezan a verse de lejos, están muy frescos en nuestras mentes. No ha habido risas, ni llantos, ni nada que hiriese al otro, pero éramos muy conscientes de que no estabas y de que eso no es justo ni debiera ocurrir. Te he echado de menos, como todos los días, pero quizá con la nostalgia de lo que podría haber sido y no es ningún día de mi vida. Es tan duro desear lo que es imposible...
No quiero hablar de nada más hoy, mi ángel. Quiero dedicarte esta entrada y decirte que te quiero con toda el alma y sin descanso. Da igual los meses que pasen, siempre te echaré de menos y siempre serás el segundo de mis hijos (el de mi alma).
Sin embargo, ha sido un día normal, como cualquier otro domingo en casa, haciendo las cosas de siempre y con la mente llena de malos recuerdos que, aunque empiezan a verse de lejos, están muy frescos en nuestras mentes. No ha habido risas, ni llantos, ni nada que hiriese al otro, pero éramos muy conscientes de que no estabas y de que eso no es justo ni debiera ocurrir. Te he echado de menos, como todos los días, pero quizá con la nostalgia de lo que podría haber sido y no es ningún día de mi vida. Es tan duro desear lo que es imposible...
No quiero hablar de nada más hoy, mi ángel. Quiero dedicarte esta entrada y decirte que te quiero con toda el alma y sin descanso. Da igual los meses que pasen, siempre te echaré de menos y siempre serás el segundo de mis hijos (el de mi alma).
miércoles, 17 de febrero de 2010
17 de febrero de 2010
Hoy vengo un poco con prisas, pero tenía ganas de pasarme. Es raro, pero igual que puedo estar un mes sin escribir, luego me paso días seguidos escribiendo, como si así compensara el tiempo "perdido".
Ayer estuve con la psicóloga y estuvimos hablando de muchas cosas, pero entre ellas el tiempo que a veces consideramos perdido. Ella me dijo que ni se me ocurra pensar en ello. No porque piense que el embarazo fue un tiempo perdido, sino porque los casi dos años de búsqueda fueron un ir venir entorno al mismo tema y dejé de lado otras muchas cosas que para mi son importantes. No sé, pienso que le cuesta entender lo que le cuento y que, en ocasiones, las personas no nos ceñimos a patrones establecidos. Para mi el tiempo en que te tuve dentro fue el mejor empleado del mundo, a pesar de que el final fuera el que desgraciadamente fue. Sin embargo, sí que siento que en mi debe cambiar la vivencia a partir de ahora. Ya no puedo centrar mi vida en una búsqueda que, en realidad, te busca a ti. Y me queda mucho que recorrer al respecto.
Por qué no reconocerlo? me siento frustrada y rabiosa, por todo y porque no digiero que tanto esfuerzo fuera para verme recompensada con tanto dolor y esa sensación metálica en la boca cuando me encuentro con los recuerdos de todo el amor que te di cuando te sentía en mi interior.
La psicóloga piensa que debo aclarar con David que el hecho de tener una fecha, abril, a partir de la cual mi salud no se vería perjudicada por otro embarazo, no implica que debamos sentirnos obligados a ello, ni presionarme para que esta vez todo funcione. Pero también en este punto creo que no me entiende, porque nosotros nos comunicamos perfectamente y el tema lo tenemos muy hablado. Ambos queremos lo mismo: un nuevo embarazo con un final feliz, pero cuando física y mentalmente esté preparada para ello. Lo que sí es cierto es que cada día me debato entre el miedo a perder a tu futuro hermano, a que me cuesta la propia vida, a que ambas cosas ocurran, a que tengan que pasar meses y meses para lograrlo, a empezar... En fin, demasiados pensamientos contrapuestos como para plantearse ahora otra maternidad. No estoy preparada, pero conociéndome, sé que el primero de abril lo estaré y pondré toda mi rabia y energía en ello. Supongo que es inherente a mi misma, que forma parte de mi y no puedo huir.
Dicen que soy fuerte, porque me enfrento a las situaciones a pesar del dolor. No me siento así, pero saco de donde no hay porque siento que debo aprovechar la oportubnidad que me ha dado la vida. Y tengo mucho por lo que luchar y muchos apoyos, a veces insospechados, para hacerlo.
Por otro lado, hoy he estado con el nutricionista y en menos de dos semanas he adelgazado más de cuatro kilos, así que apenas me quedan seis para estar perfecta. Eso, junto a los análisis, que salieron muy bien, me hace estar más tranquila. Los riñones están dentro de los parámetros normales y el hierro, aunque justo, está también dentro de lo que se considera normal. Además, las pruebas de la glucosa, al fin, demostraron que no soy diabética y, seguramente, nunca llegué a tenerla durante el embarazo. Qué ironía, mi niño, con el poco dulce que te di... Después de todo no fue ni el azúcar, ni la tensión, ni nada conocido. Te fuiste como un soplo de viento helado, sin explicación, sin vuelta atrás. Ahora que eso forma parte de mi realidad diaria, sólo me queda confiar en que la vela que te dedico cada noche y con la que me pierdo en mis sueños y angustias, te muestre el camino desde mi corazón hasta tu paraiso de nubes de algodón dulce.
Te amo, mi soplo de viento bello.
Ayer estuve con la psicóloga y estuvimos hablando de muchas cosas, pero entre ellas el tiempo que a veces consideramos perdido. Ella me dijo que ni se me ocurra pensar en ello. No porque piense que el embarazo fue un tiempo perdido, sino porque los casi dos años de búsqueda fueron un ir venir entorno al mismo tema y dejé de lado otras muchas cosas que para mi son importantes. No sé, pienso que le cuesta entender lo que le cuento y que, en ocasiones, las personas no nos ceñimos a patrones establecidos. Para mi el tiempo en que te tuve dentro fue el mejor empleado del mundo, a pesar de que el final fuera el que desgraciadamente fue. Sin embargo, sí que siento que en mi debe cambiar la vivencia a partir de ahora. Ya no puedo centrar mi vida en una búsqueda que, en realidad, te busca a ti. Y me queda mucho que recorrer al respecto.
Por qué no reconocerlo? me siento frustrada y rabiosa, por todo y porque no digiero que tanto esfuerzo fuera para verme recompensada con tanto dolor y esa sensación metálica en la boca cuando me encuentro con los recuerdos de todo el amor que te di cuando te sentía en mi interior.
La psicóloga piensa que debo aclarar con David que el hecho de tener una fecha, abril, a partir de la cual mi salud no se vería perjudicada por otro embarazo, no implica que debamos sentirnos obligados a ello, ni presionarme para que esta vez todo funcione. Pero también en este punto creo que no me entiende, porque nosotros nos comunicamos perfectamente y el tema lo tenemos muy hablado. Ambos queremos lo mismo: un nuevo embarazo con un final feliz, pero cuando física y mentalmente esté preparada para ello. Lo que sí es cierto es que cada día me debato entre el miedo a perder a tu futuro hermano, a que me cuesta la propia vida, a que ambas cosas ocurran, a que tengan que pasar meses y meses para lograrlo, a empezar... En fin, demasiados pensamientos contrapuestos como para plantearse ahora otra maternidad. No estoy preparada, pero conociéndome, sé que el primero de abril lo estaré y pondré toda mi rabia y energía en ello. Supongo que es inherente a mi misma, que forma parte de mi y no puedo huir.
Dicen que soy fuerte, porque me enfrento a las situaciones a pesar del dolor. No me siento así, pero saco de donde no hay porque siento que debo aprovechar la oportubnidad que me ha dado la vida. Y tengo mucho por lo que luchar y muchos apoyos, a veces insospechados, para hacerlo.
Por otro lado, hoy he estado con el nutricionista y en menos de dos semanas he adelgazado más de cuatro kilos, así que apenas me quedan seis para estar perfecta. Eso, junto a los análisis, que salieron muy bien, me hace estar más tranquila. Los riñones están dentro de los parámetros normales y el hierro, aunque justo, está también dentro de lo que se considera normal. Además, las pruebas de la glucosa, al fin, demostraron que no soy diabética y, seguramente, nunca llegué a tenerla durante el embarazo. Qué ironía, mi niño, con el poco dulce que te di... Después de todo no fue ni el azúcar, ni la tensión, ni nada conocido. Te fuiste como un soplo de viento helado, sin explicación, sin vuelta atrás. Ahora que eso forma parte de mi realidad diaria, sólo me queda confiar en que la vela que te dedico cada noche y con la que me pierdo en mis sueños y angustias, te muestre el camino desde mi corazón hasta tu paraiso de nubes de algodón dulce.
Te amo, mi soplo de viento bello.
lunes, 15 de febrero de 2010
15 de febrero de 2010
Mi niño Joel, he tardado en volver por aquí. Ha sido por tantas razones... La primera el trabajo y la casa. La segunda, que tenía que multiplicarme porque papá tuvo una recaída en su lesión de la rodilla y ha estado todo este tiempo de baja. Esto ha sido una ayuda para no sentirme tan sola, para no pensar tantísimo y para pasar más tiempo con él.
El sábado fue nuestro aniversario de boda. No es que hiciéramos nada especial, pero fue tan bonito recordar aquel día... Si me hubieras visto, con la barrigota del embarazo de Xavi y unos taconazos que me empeñé en llevar y tu tía tomándose todo el tiempo del mundo para sacarnos una foto en la puerta del Juzgado. Ayss qué dolor de pies y que ganas de entrar y prometerle al amor de mi vida que sería para siempre suya y el mío.
Cuando nació Xavi, creció más aún ese amor que tanto nos costó al principio y que ni la distancia pudo derribar. Vi su expresión cuando se conocieron y supe que le había dado el regalo más hermoso del mundo. La vida mientras tanto no se portó muy bien con nosotros en otros aspectos más mundanos, pero como se suele decir, el amor era el mejor de los alimentos. Nos sentíamos en paz sólo de ver que nuestro precioso hijo, tu hermano, crecía feliz y sin pasar necesidades de ningún tipo.
Y luego llegó la larga búsqueda que me llevaría a ti. Reconozco que lo pasé realmente mal y que me sentía castigada por una fuerza superior que sabía muy bien dónde darme para que me doliese. Pero llegaste, llegaste y fui la madre más afortunada del mundo, porque pude conocerte. Fui la única que de verdad te conoció, la que sintió tu vida y tu muerte en mi vientre. Bajé del cielo estrellándome en la tierra en la que ahora tú reposas y en la que nunca más podrás ser mío.
Al hilo de lo que sentía, di con la canción que Eric Clapton le compuso a su hijo Connor cuando éste se precipitó por una ventana y murió. Tears in Heaven, lágrimas en el cielo. Espero que haya un cielo en el que seres maravillosos te cuiden y te quieran tanto como yo, tanto como yo te hubiera acunado, amamantado, abrazado, besado, amado... Ojalá que en ese cielo haya un sitio reservado a tu lado para cuando me toque partir. Ojalá mis lágrimas te lleguen en forma de amor y sonrisas allá donde estés, porque nunca en la vida seré capaz de olvidar ni un instante contigo, ni la sensación de ver tu rostro, el que tantas veces había imaaginado. No eras como pensaba, ni de lejos, porque eras más bello y etéreo que todos los ángeles del cielo.
Y tal como dice la canción: debo ser fuerte y sobrellevarlo, porque yo no pertenezco al cielo. Todos los días tengo esto presente y trato de conducir mi vida de la forma más recta posible, porque si hay un cielo que te alberga, yo me lo quiero ganar para encontrarme contigo y que sea entonces para siempre.
http://www.youtube.com/watch?v=b6t4Zs5Yq_k
El sábado fue nuestro aniversario de boda. No es que hiciéramos nada especial, pero fue tan bonito recordar aquel día... Si me hubieras visto, con la barrigota del embarazo de Xavi y unos taconazos que me empeñé en llevar y tu tía tomándose todo el tiempo del mundo para sacarnos una foto en la puerta del Juzgado. Ayss qué dolor de pies y que ganas de entrar y prometerle al amor de mi vida que sería para siempre suya y el mío.
Cuando nació Xavi, creció más aún ese amor que tanto nos costó al principio y que ni la distancia pudo derribar. Vi su expresión cuando se conocieron y supe que le había dado el regalo más hermoso del mundo. La vida mientras tanto no se portó muy bien con nosotros en otros aspectos más mundanos, pero como se suele decir, el amor era el mejor de los alimentos. Nos sentíamos en paz sólo de ver que nuestro precioso hijo, tu hermano, crecía feliz y sin pasar necesidades de ningún tipo.
Y luego llegó la larga búsqueda que me llevaría a ti. Reconozco que lo pasé realmente mal y que me sentía castigada por una fuerza superior que sabía muy bien dónde darme para que me doliese. Pero llegaste, llegaste y fui la madre más afortunada del mundo, porque pude conocerte. Fui la única que de verdad te conoció, la que sintió tu vida y tu muerte en mi vientre. Bajé del cielo estrellándome en la tierra en la que ahora tú reposas y en la que nunca más podrás ser mío.
Al hilo de lo que sentía, di con la canción que Eric Clapton le compuso a su hijo Connor cuando éste se precipitó por una ventana y murió. Tears in Heaven, lágrimas en el cielo. Espero que haya un cielo en el que seres maravillosos te cuiden y te quieran tanto como yo, tanto como yo te hubiera acunado, amamantado, abrazado, besado, amado... Ojalá que en ese cielo haya un sitio reservado a tu lado para cuando me toque partir. Ojalá mis lágrimas te lleguen en forma de amor y sonrisas allá donde estés, porque nunca en la vida seré capaz de olvidar ni un instante contigo, ni la sensación de ver tu rostro, el que tantas veces había imaaginado. No eras como pensaba, ni de lejos, porque eras más bello y etéreo que todos los ángeles del cielo.
Y tal como dice la canción: debo ser fuerte y sobrellevarlo, porque yo no pertenezco al cielo. Todos los días tengo esto presente y trato de conducir mi vida de la forma más recta posible, porque si hay un cielo que te alberga, yo me lo quiero ganar para encontrarme contigo y que sea entonces para siempre.
http://www.youtube.com/watch?v=b6t4Zs5Yq_k
lunes, 11 de enero de 2010
11 de enero de 2010
Es la primera entrada en la que dejo la cuenta del tiempo que no estás conmigo, Joel. No te creas que así se me olvida, pero es momento de proponerme nuevas ilusiones y honrar tu memoria de las otras mil formas en que lo suelo hacer. A partir de ahora volveremos a otros temas, al día a día, a cómo me preparo para una nueva maternidad y a seguir saludándote de esta particular manera.
Estos días hace un frío horroroso. Hay que pensárselo dos veces para salir de casa, pero como Xavi tiene cole, no hay forma de escaquearse. Además, así me obligo a moverme al aire libre.
A primeros de año he empezado el Wii Fit Plus y cada día hago más ejercicio. Luego estoy hecha un asquito, pero merece la pena, porque en una semana ya noto resultados. De todas formas, a partir de mañana haré los ejercicios con el iaio y luego saldremos a caminar a buena marcha. De esta forma, nos obligamos los dos.
Otra de las cosas que tengo que hacer es pedir unos análisis el miércoles, para comprobar que los riñones se han recuperado bien, así como los niveles en sangre. Espero que sí, porque me asusta el tema de los tratamientos de larga duración y porque quiero llegar a abril bien de salud.
Y, cómo no, con los análisis iré al nutricionista que tan bien me fue en el pasado. Ya no me quedan tantos kilos por perder, pero quiero que todo esté perfecto. Como el endocrino al que fui en diciembre no me gustó, he hecho la dieta a mi manera. He adelgazado sólo un poquito más, pero es que no puedo perderlos con tanta rapidez como al principio. Estoy segura que este médico me hará una dieta que me vaya bien y la completará con hierbas para que no me cueste nada. Mi intención es perder 10 kilos más, aunque el gine cree que con 5 voy ya bien de cara a un nuevo embarazo.
Por otro lado, pensaba comprobar cómo iban mis ciclos a través de las temperaturas y de los tests de ovulación dos meses antes de empezar, pero no me he podido resistir al ver que en dos meses he tenido dos reglas y me he tomado la tempe unos días. El caso es que sigo teniéndola baja y estoy en el día 18-19 de ciclo, por lo que intuyo que me espera un laaaaaargo ciclo de los míos. Reconozco que eso me ha desmoralizado, pero supongo que es pronto y es cuerpo tiene que hacerse a la nueva situación. En febrero me lo tomaré en serio y en marzo le llevaré los controles a Enrique y que me vea. Me imagino que como será a finales de marzo, me dará luz verde para el siguiente ciclo. Y probaremos unos meses de forma natural antes de empezar con Omifín de nuevo.
Todos nos dicen que seguro que esta vez es más rápido, que será una niña (ahora que lo que deseo es un niño, guapo y moreno como tú jejeje), que si gemelos... En fin, cosas que dice la gente para animarte después de una desgracia.
Y yo, de momento, lo que tengo es miedo pero bastante fuerza. Me asusta pasar por otro embarazo y llegar a las últimas semanas, que es cuando las dos veces me ha ocurrido algo. Sin embargo, hay una fuerza dentro de mi que me obliga a no cejar en el intento, a luchar por lo que tanto queremos y a demostrarme a mi misma que puedo.
Y en medio de todos estos planes, pensamientos y sentimientos, está el trabajo, que me está dando mucho, a nivel personal (porque me deja menos tiempo para pensar), y a nivel profesional (porque ahora veo que tengo el trabajo perfecto para compaginarlo con mi vida familiar). De no ser por tu marcha, que ha sido el golpe más fuerte de mi vida, ahora sería la perspna más feliz y completa del mundo. Pero, claro, sin ti las cosas no son lo mismo y me cuesta ser feliz ante este tipo de mejoras.
De lo que sí me alegro es de que ello haga que comparta mi tiempo mucho más con tu hermano y podamos fortalecer nuestro lazo. Reconozco que hay veces que cuando le abrazo, aprieto un poco más fuerte para que te alcance también a ti, mi vida. Y le digo "eres lo más bonito de este mundo", mientras pienso "y mi Joel lo más bonito del otro". Ésa es mi manera de darte tu pedacito del pastel, de este corazón en el que siempre estaréis los dos, Xavi y Joel, mis dos vidas. Os quiero.
Estos días hace un frío horroroso. Hay que pensárselo dos veces para salir de casa, pero como Xavi tiene cole, no hay forma de escaquearse. Además, así me obligo a moverme al aire libre.
A primeros de año he empezado el Wii Fit Plus y cada día hago más ejercicio. Luego estoy hecha un asquito, pero merece la pena, porque en una semana ya noto resultados. De todas formas, a partir de mañana haré los ejercicios con el iaio y luego saldremos a caminar a buena marcha. De esta forma, nos obligamos los dos.
Otra de las cosas que tengo que hacer es pedir unos análisis el miércoles, para comprobar que los riñones se han recuperado bien, así como los niveles en sangre. Espero que sí, porque me asusta el tema de los tratamientos de larga duración y porque quiero llegar a abril bien de salud.
Y, cómo no, con los análisis iré al nutricionista que tan bien me fue en el pasado. Ya no me quedan tantos kilos por perder, pero quiero que todo esté perfecto. Como el endocrino al que fui en diciembre no me gustó, he hecho la dieta a mi manera. He adelgazado sólo un poquito más, pero es que no puedo perderlos con tanta rapidez como al principio. Estoy segura que este médico me hará una dieta que me vaya bien y la completará con hierbas para que no me cueste nada. Mi intención es perder 10 kilos más, aunque el gine cree que con 5 voy ya bien de cara a un nuevo embarazo.
Por otro lado, pensaba comprobar cómo iban mis ciclos a través de las temperaturas y de los tests de ovulación dos meses antes de empezar, pero no me he podido resistir al ver que en dos meses he tenido dos reglas y me he tomado la tempe unos días. El caso es que sigo teniéndola baja y estoy en el día 18-19 de ciclo, por lo que intuyo que me espera un laaaaaargo ciclo de los míos. Reconozco que eso me ha desmoralizado, pero supongo que es pronto y es cuerpo tiene que hacerse a la nueva situación. En febrero me lo tomaré en serio y en marzo le llevaré los controles a Enrique y que me vea. Me imagino que como será a finales de marzo, me dará luz verde para el siguiente ciclo. Y probaremos unos meses de forma natural antes de empezar con Omifín de nuevo.
Todos nos dicen que seguro que esta vez es más rápido, que será una niña (ahora que lo que deseo es un niño, guapo y moreno como tú jejeje), que si gemelos... En fin, cosas que dice la gente para animarte después de una desgracia.
Y yo, de momento, lo que tengo es miedo pero bastante fuerza. Me asusta pasar por otro embarazo y llegar a las últimas semanas, que es cuando las dos veces me ha ocurrido algo. Sin embargo, hay una fuerza dentro de mi que me obliga a no cejar en el intento, a luchar por lo que tanto queremos y a demostrarme a mi misma que puedo.
Y en medio de todos estos planes, pensamientos y sentimientos, está el trabajo, que me está dando mucho, a nivel personal (porque me deja menos tiempo para pensar), y a nivel profesional (porque ahora veo que tengo el trabajo perfecto para compaginarlo con mi vida familiar). De no ser por tu marcha, que ha sido el golpe más fuerte de mi vida, ahora sería la perspna más feliz y completa del mundo. Pero, claro, sin ti las cosas no son lo mismo y me cuesta ser feliz ante este tipo de mejoras.
De lo que sí me alegro es de que ello haga que comparta mi tiempo mucho más con tu hermano y podamos fortalecer nuestro lazo. Reconozco que hay veces que cuando le abrazo, aprieto un poco más fuerte para que te alcance también a ti, mi vida. Y le digo "eres lo más bonito de este mundo", mientras pienso "y mi Joel lo más bonito del otro". Ésa es mi manera de darte tu pedacito del pastel, de este corazón en el que siempre estaréis los dos, Xavi y Joel, mis dos vidas. Os quiero.
viernes, 8 de enero de 2010
8 de enero de 2010 (2 meses y 18 días sin ti)
Estos días he estado trabajando mucho, quizá demasiado. Es como si así mi mente se nublara un poco y dejara de darle vueltas a esas cosas que ya no tienen solución. De hecho, el tema está en convencerme de que nunca la tuvo. Sí, debo mirar hacia adelante y empezar a despegar. Es lo que tú querrías para mi, de eso no me cabe duda. Pero que el mundo me dé tiempo. No sé cuántas veces y de cuántas formas he dicho lo mismo. Sí, me he estancado en ello.
Hasta ahora la idea de un nuevo embarazo no me motivaba mucho, incluso me hacía sentir culpable. LLegó un momento en que me sentía culpable de todas y cada una de las cosas que hacía o que, simplemente, pasaban a mi alrededor Porque no ocurrían estando tú. Sin embargo, algo va cambiando en mi. Ahora pienso más en ese embarazo, no como una compensación por tu pérdida, eso nunca. Más bien para recuperar mis deseos y mis pensamientos de los últimos años y, ¿por qué no decirlo?, es lo que más desean papá y Xavi. Creo que nos merecemos ser felices después de todo lo que hemos pasado. Ha sido un largo camino que no ha acabado, no hasta llegar a tus hermanos y que la vida nos conduzca a ti. Es tan angustioso cuando se pierde la fe... La fe en lo que sea, con el nombre que uno le quiera poner.
La relación con papá va bien, como siempre, pero con un lazo muy fuerte que a veces nos hace sobreprotegernos y que las cosas se pongan un poco tensas. Y es que cada uno vive su dolor a su manera y no podemos obligar al otro a que lo vea de otra forma a como su conciencia le permite. Pero es verdad que han sido momentos muy intensos en nuestras vidas: momentos de ansiedad, de felicidad, de amor, de desesperación, de necesidad y ahora de intenso dolor. Y, sin embargo, aquí seguimos unidos, como siempre. Cuánto le amo! Sin él no podría resistir todo esto. Porque el tiempo parece como si no pasara.
Por otro lado, y al hilo del tema del tiempo, es como si un temor nuevo se apoderara de mi. El miedo a llegar al momento en que mi cuerpo pueda volver a concebir y fracasar una y otra vez. El miedo a conseguirlo y superar las semanas. El horror de llegar a la semana 36 y que la ansiedad me impida ser todo lo racional que debiera... Sé que velarás por mi, pero no estoy preparada para más pérdidas.
He estado a nada de borrar lo escrito hoy, porque me da pena sonar siempre tan pesimista, pero como me ha servido para desahogarme, he decidido dejarlo, porque quizás un día no muy lejano pueda leerlo y conocerme un poco más. Hasta ahora conocía una faceta muy distinta de mi personalidad y ahora me descubro vulnerable e incapaz de afrontar situaciones al ritmo que antes lo hacía. Y es que has supuesto tanto en mi vida... La vida se abrirá paso, pero intuyo que lo veremos desde distinto prisma.
Ven a mis brazos, aunque sea en mis sueños, mi moreno del cielo.
Hasta ahora la idea de un nuevo embarazo no me motivaba mucho, incluso me hacía sentir culpable. LLegó un momento en que me sentía culpable de todas y cada una de las cosas que hacía o que, simplemente, pasaban a mi alrededor Porque no ocurrían estando tú. Sin embargo, algo va cambiando en mi. Ahora pienso más en ese embarazo, no como una compensación por tu pérdida, eso nunca. Más bien para recuperar mis deseos y mis pensamientos de los últimos años y, ¿por qué no decirlo?, es lo que más desean papá y Xavi. Creo que nos merecemos ser felices después de todo lo que hemos pasado. Ha sido un largo camino que no ha acabado, no hasta llegar a tus hermanos y que la vida nos conduzca a ti. Es tan angustioso cuando se pierde la fe... La fe en lo que sea, con el nombre que uno le quiera poner.
La relación con papá va bien, como siempre, pero con un lazo muy fuerte que a veces nos hace sobreprotegernos y que las cosas se pongan un poco tensas. Y es que cada uno vive su dolor a su manera y no podemos obligar al otro a que lo vea de otra forma a como su conciencia le permite. Pero es verdad que han sido momentos muy intensos en nuestras vidas: momentos de ansiedad, de felicidad, de amor, de desesperación, de necesidad y ahora de intenso dolor. Y, sin embargo, aquí seguimos unidos, como siempre. Cuánto le amo! Sin él no podría resistir todo esto. Porque el tiempo parece como si no pasara.
Por otro lado, y al hilo del tema del tiempo, es como si un temor nuevo se apoderara de mi. El miedo a llegar al momento en que mi cuerpo pueda volver a concebir y fracasar una y otra vez. El miedo a conseguirlo y superar las semanas. El horror de llegar a la semana 36 y que la ansiedad me impida ser todo lo racional que debiera... Sé que velarás por mi, pero no estoy preparada para más pérdidas.
He estado a nada de borrar lo escrito hoy, porque me da pena sonar siempre tan pesimista, pero como me ha servido para desahogarme, he decidido dejarlo, porque quizás un día no muy lejano pueda leerlo y conocerme un poco más. Hasta ahora conocía una faceta muy distinta de mi personalidad y ahora me descubro vulnerable e incapaz de afrontar situaciones al ritmo que antes lo hacía. Y es que has supuesto tanto en mi vida... La vida se abrirá paso, pero intuyo que lo veremos desde distinto prisma.
Ven a mis brazos, aunque sea en mis sueños, mi moreno del cielo.
martes, 5 de enero de 2010
5 de enero de 2010 (2 meses y 15 días sin ti)
Ésta es la primera entrada que escribo en el nuevo año. No encuentro gran diferencia, la verdad. Es como si por cambiar de año las cosas tuvieran que ir a mejor o, simplemente, cambiar. Qué absurdo! luego llega febrero y se van a la porra todas las buenas intenciones que nos habíamos propuesto mientras la euforia navideña nos abducía...
Se me quedó en el tintero contarte lo que hicimos en Nochevieja, aunque espero que lo vieras y nos acompañaras. Estuvimos como en Nochebuena, juntitos los tres cenando con una rosa blanca y un baberito con tu nombre. Pusimos de nuevo una velita morada simbolizando la unión familiar y, concretamente, a ti, que no podías faltar (aunque en realidad nunca lo haces). Y para completar los siete colores de la suerte: una vela negra en tu habitación (donde te fuiste dentro de mi vientre), que sirve para limpiar las negatividades; una vela verde en la cocina, para las riquezas; también en la cocina, una vela amarilla, para el trabajo; en la mesa de la cena estaba tu vela, además de una roja, para el amor y la pasión; una naranja, para los viajes, la paz y la armonía; y la blanca, para la pureza y el equilibrio. En cada una de las velas, quemamos una nota con nuestras peticiones y ayer fuimos al río, el sitio donde me siento tan libre, y arrojamos las cenizas de esas notas junto a las dos rosas blancas en tu memoria.
Joel, no sabes cuánto te pienso siempre... Hoy no paro de hacer mil cosas para no entristecerme más. Esta tarde vienen los Reyes y era uno de esos días de ajetreo y de ilusión en nuestra casa. Este año no es lo mismo, no he podido hacerlo todo doble, como tantas veces había soñado. Por otro lado, me alegro tanto de que Xavi no lo note y que disfrute de estos momentos que ya no durarán tanto. La inocencia y la excitación que él tiene hoy es lo más hermoso del mundo y espero que allá donde estés tengas al menos lo mismo. Cómo vivirán los ángeles?
Supongo que huelga decir que mi propósito de Año Nuevo es quedarme embarazada muy pronto y recuperar un poco de esa felicidad que se fue aquella maldita noche que no cesa nunca. Es posible que te añore cada día más? que cada día te sienta más cercano, pero tan inalcanzable?
Te amo, te amo, te amo... Ayúdame a amarte sin que me duela, mi niño.
Se me quedó en el tintero contarte lo que hicimos en Nochevieja, aunque espero que lo vieras y nos acompañaras. Estuvimos como en Nochebuena, juntitos los tres cenando con una rosa blanca y un baberito con tu nombre. Pusimos de nuevo una velita morada simbolizando la unión familiar y, concretamente, a ti, que no podías faltar (aunque en realidad nunca lo haces). Y para completar los siete colores de la suerte: una vela negra en tu habitación (donde te fuiste dentro de mi vientre), que sirve para limpiar las negatividades; una vela verde en la cocina, para las riquezas; también en la cocina, una vela amarilla, para el trabajo; en la mesa de la cena estaba tu vela, además de una roja, para el amor y la pasión; una naranja, para los viajes, la paz y la armonía; y la blanca, para la pureza y el equilibrio. En cada una de las velas, quemamos una nota con nuestras peticiones y ayer fuimos al río, el sitio donde me siento tan libre, y arrojamos las cenizas de esas notas junto a las dos rosas blancas en tu memoria.
Joel, no sabes cuánto te pienso siempre... Hoy no paro de hacer mil cosas para no entristecerme más. Esta tarde vienen los Reyes y era uno de esos días de ajetreo y de ilusión en nuestra casa. Este año no es lo mismo, no he podido hacerlo todo doble, como tantas veces había soñado. Por otro lado, me alegro tanto de que Xavi no lo note y que disfrute de estos momentos que ya no durarán tanto. La inocencia y la excitación que él tiene hoy es lo más hermoso del mundo y espero que allá donde estés tengas al menos lo mismo. Cómo vivirán los ángeles?
Supongo que huelga decir que mi propósito de Año Nuevo es quedarme embarazada muy pronto y recuperar un poco de esa felicidad que se fue aquella maldita noche que no cesa nunca. Es posible que te añore cada día más? que cada día te sienta más cercano, pero tan inalcanzable?
Te amo, te amo, te amo... Ayúdame a amarte sin que me duela, mi niño.
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